Madrid. Cada vez que se renueva el debate sobre la necesidad de crear en España un ‘banco malo’ donde depositar los activos inmobiliarios de más difícil salida, todos piensan en Bankia. En la entidad presidida por Rodrigo Rato, cuyos inmuebles más problemáticos –con esa bolsa de suelo excesivamente abultada con las aportaciones de Caja Madrid y de Bancaja– no tienen, en muchos casos, viabilidad alguna.
Y es que Bankia está en el ojo del huracán, tanto dentro de España como en el exterior, como el gran fleco que va a quedar pendiente de ajustar para acabar, de una vez por todas, con el saneamiento de las entidades financieras nacionales. Pero el problema no resulta menor.
Por si fuera poco, ese objetivo de Bankia de canalizar esos activos hacia un ‘banco malo’ o hacia algún otro conglomerado societario no acaba de contar con el predicamento ni del Gobierno ni de los grandes bancos, que esta semana, en ambos casos, vienen reiterando que no hace falta ‘banco malo’ general en España, y que aquella entidad que necesite de alguna ayuda adicional de capital tendrá que buscar alguna vía para hacerlo.
Sobre el asunto, el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, lo ha vuelto a dejar meridianamente claro. Ha sugerido a las entidades con problemas para colocar sus activos inmobiliarios que busquen un mecanismo especializado en el sector. En este sentido, además, ha insistido en que no se contempla la creación de un ‘banco malo’ público para darles salida, y que deben ser las propias entidades las que “deberán instrumentar este vehículo, con gestión independiente y capital tercero para la gestión y venta”. Y ha recordado que, con la propia reforma del sistema financiero, ya se ha pretendido que la banca reconozca el valor que tiene en sus balances, mucho más próximo a las condiciones de mercado.
Pero el problema de Bankia va más allá. Desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), la entidad que encabeza Caja Madrid también es objeto de especial miramiento. Sin mencionar explícitamente a Bankia, el último informe de la institución dirigida por Christine Lagarde no deja lugar a dudas acerca de cuál es esa entidad que debe tomar medidas rápidas y decisivas para fortalecer sus balances y mejorar su gestión y su gobierno corporativo.
Un grupo de diez bancos, la mayoría de los cuales han recibido ayudas públicas y se encuentran, con diferentes grados de avance, en proceso de resolución, ha sido identificado como vulnerable. Cinco de estos bancos han sido ya adquiridos o se han fusionado con otras entidades solventes. Tres se encuentran en proceso de ser subastados y los dos restantes han remitido planes de negocio que han sido aprobados por el supervisor. Con el fin de preservar la estabilidad financiera, es esencial que estos bancos, y en particular el de mayor tamaño, tomen medidas rápidas y decisivas para fortalecer sus balances y mejorar su gestión y su gobierno corporativo, se comenta en dicho informe.