Madrid. A pesar de que el pasado mes de noviembre, el Consejo de Administración de NH Hoteles, tomaba la decisión de “no continuar negociaciones con HNA, considerando que no es adecuado al interés social de la compañía”, lo cierto es que , tres meses después, ya con Rodrigo Echenique al frente del grupo, aquel acuerdo parece ponerse en entredicho.
Y es que hoy, en una nueva reunión del consejo del grupo hotelero, ‘donde dije digo, digo Diego”. Marcha atrás en toda regla y el reconocimiento explícito de que la oferta de los chinos sigue siendo una de las barajadas, sino la que más. “En la actualidad NH está considerando varias propuestas, entre ellas la del grupo chino HNA, de KKR y de otros grupos internacionales interesados, alguna de las cuales serán sometidas a la consideración del consejo”, comentan en la compañía.
Y es que el tiempo apremia. La deuda sigue siendo muy alta y los ingresos cada vez son menores. Es por ello por lo que el grupo hotelero español viene considerando desde hace tiempo la búsqueda de medidas de salida a esta situación financiera, manteniendo conversaciones y negociaciones con potenciales inversores en tres planos distintos y complementarios, a través de aportaciones de capital, financiación a largo plazo y venta de activos.
Todo en busca de alcanzar otros tres objetivos, como son la reducción del apalancamiento financiero, la acomodación de los planes de amortización de la deuda a los planes de generación de caja, y la disponibilidad de fondos para capital circulante y para inversión, que aseguren no solo el cumplimiento puntual de obligaciones corrientes, sino también la realización de inversiones en los establecimientos de la cadena para maximizar su rentabilidad.
Y en medio de estas negociaciones, los empleados, que, pase lo que pase, presienten que su futuro, en muchos casos, puede estar en duda. De momento, los sindicatos están convocados para el próximo 11 de marzo a una reunión en la que se les presentará una reestructuración parcial en una mínima parte de sus centros operativos, no descartándose ni mucho menos –seguramente es la primera opción barajada–un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en algunos establecimientos para adaptarse, dicen, a la demanda real.