Dicen, y así debe ser, que en estos últimos años en España se ha logrado tener a la generación mejor formada de la historia, al menos desde el punto de vista cuantitativo. Pero su aportación a la vida laboral está por llegar, como queda demostrado con esos casi 600.000 parados, el 10% del total, que no han trabajado en su vida. Son los que, en las estadísticas, figuran como demandantes de primer empleo.
Una lectura del informe elaborado por Asempleo-Afi sirve para comprobar cómo el perfil del parado que busca su primer empleo responde al de una mujer española, menor de 25 años y con un bajo nivel de cualificación. Como ella, había apuntados en las oficinas de empleo, al acabar el pasado ejercicio, un total de 576.900 que no contaban con experiencia laboral alguna, casi tres veces más de las 210.100 que había hace seis años cuando se inició la crisis.
El 82% de estos parados tiene menos de 30 años. Y su acceso al mercado de trabajo no resulta fácil, ni ahora, en un momento de crisis, ni incluso en momentos de expansión económica, como los que se supone van a llegar en la segunda mitad de esta década. Aun cuando la formación facilita este tránsito, el hecho de no contar con experiencia laboral previa limita la probabilidad de éxito, tanto por el hecho de encontrar un puesto de trabajo, como por el de que este segundo encaje con las características del trabajador.
La probabilidad de encontrar un empleo estando parado se ha reducido significativamente desde el inicio de la crisis, tanto entre aquellos que han trabajado con anterioridad como entre los que no lo han hecho.
Sin embargo, la probabilidad de que encuentre empleo un parado que no tiene experiencia laboral es menor que la de aquel que sí ha trabajado en otra ocasión, apenas del 6,6% de unos frente al 12% de los otros. O sea, prácticamente nula. Antes de la crisis, estas probabilidades eran del 15,8% para el grupo de los parados sin empleo anterior y del 25,7% para aquellos con experiencia laboral.
Este es el panorama laboral que se van a encontrar los cientos de miles de licenciados que cada año salen de las universidades. Labrarse un futuro fuera de España es una alternativa. La otra, que aquí suene la flauta y encontrar un trabajo a tiempo parcial, o dos, para poder obtener unos ingresos medianamente aceptables.