Si sube, sube. Tampoco es cuestión de ocultarlo como si se tratara de algo ilegal. Me refiero al hecho de que los precios de la vivienda ya están subiendo en algunas de esas zonas donde, en un primer momento, bajaron hasta niveles desconocidos superiores al 60%. Y algunos, no lo esconden y lo proclaman a los cuatro vientos, como en el Banco Sabadell.
Los datos que barajan en Solvia no dejan lugar a dudas. No solo se están subiendo los precios, sino que, además, lo están haciendo con una demanda que compra –una cosa lleva a la otra, o viceversa–, con el consiguiente aumento de las ventas. Aseguran que hay cerca de veinte municipios donde el metro cuadrado lleva subiendo desde principios de año.
Es la nueva tendencia. La que no se veía desde hace seis años. Y, además, lo hace con la aparición de nuevos promotores dispuestos a edificar. Algo en lo que el ‘plan de oportunidad’ que acaba de poner en marcha Sareb puede ayudar. Hoy mismo será explicado con detalle por los dirigentes del banco malo a promotores de Valencia y Murcia.
Solvia, la filial inmobiliaria del Banco Sabadell, reconoce, que en determinadas zonas del litoral alicantino o en núcleos urbanos, como Sevilla, se está recuperando el precio, bajan las provisiones hechas, y, lo mejor, ganando dinero.
Una estrategia, la del Sabadell, que, en materia de gestión de activos inmobiliarios, nada, de momento contra corriente. No piensan vender a los fondos este negocio, como han hecho otras entidades –acuciadas por la necesidad de vender o para obtener mínimas plusvalías–, porque entienden que todavía hay recorrido para aumentar su valor. Quizá lo hagan en el futuro, pero no de momento.
Los responsables inmobiliarios de la entidad catalana se vanaglorian de haber sido capaces de crear la demanda cuando no lo había, y de los resultados que esta estrategia ha reportado. Fueron los primeros que pusieron en el mercado pisos por menos de 50.000 euros –esos que nadie quería pero tampoco nadie se atrevió a bajarlos tanto–, y lograron generar demanda.
Entonces, todavía los fondos se lo estaban pensando. Ahora ya no. Ahora, andan como locos comprando todo lo que se ofrece ante el temor de quedarse fuera de unos beneficios futuros que se antojan muy elevados. No tanto por los precios de venta que se pudieran llegar a obtener, como por el ratio entre lo pagado por esa compra y lo que se obtenga con posterioridad.