Dublin. Los modernos edificios semivacíos de los Docklands levantados al sur del río Liffey, entre el viejo canal y la ondulante silueta acristalada del Aviva Stadium, representan la imagen de la caída de Irlanda, que acaba de ser rescatada por la Unión Europea con unos 90.000 millones de euros para sanear el caos de su sistema financiero. Situación a la que se ha llegado tras dos años de negación de la realidad por parte de las autoridades, de amparo a los banqueros y de recortes en el bienestar del conjunto de los irlandeses.
“Si uno debe no puede pagar la hipoteca se le considera un parias. Si son 200.000 representan una poderosa circunscripción política. La creciente crisis hipotecaria pone a Irlanda en la cúspide del conflicto social en la misma escala de la guerra por la tierra”, señalaba hace unos días el articulista Morgan Kelly en el diario The Irish Times.
Spencer Dock fue hace unos años presentado en el gran proyecto para convertirse en uno de los iconos inmobiliarios de la capital irlandesa. Hoy, en lugar del majestuoso edificio sólo hay un descampado con algunas grúas, en el que los únicos inquilinos son las gaviotas que buscan comida por el paraje.
Los famosos Docklands, zona portuaria atravesada por el río Liffey, dividen a Dublín entre el norte trabajador y el sur más cosmopolita, hace nada convertido en el entorno más in de la ciudad y hoy jalonado de estructuras de vidrio y acero abandonados, con nula actividad y con carteles de alquiler y venta por los que nadie muestra el más mínimo interés.
Pero la situación de la capital es extrapolable al resto del país, y las consecuencias de un periodo de euforia bancaria se traducen en que cada familia irlandesa debe una media de 132.000 euros, las casas valen casi un 40% menos de lo que pagaron por ellas hace cuatro años y el desempleo afecta al 14% de la población activa, diez puntos más que en 2006.
En Inmodiario venimos publicando noticias con cierta frecuencia a cerca de la situación de los sectores financiero e inmobiliario. Así, entre otras, no hace mucho nos hacíamos eco del informe de RR de Acuña & Asociados en el que afirmaba que cerca de 23.600 empresas se hallan en situación concursal o quiebra con un pasivo de casi 137.000 millones, mientras que otras 11.800 disponen de crédito por más de 74.000 millones, con un pasivo exigible de casi el 37%, en línea con los datos históricos de las empresas de este sector. Las 23.421 compañías restantes acumulan otros cerca de 50.000 millones de euros.
El sector inmobiliario debe casi 260.000 millones, la cuarta parte del PIB, a las entidades financieras, a la vista de los resultados que ha arrojado el análisis realizado sobre casi 60.000 empresas.