En Valencia tienen prisa por demoler el antiguo estadio de Mestalla, donde todavía sigue jugando sus partidos –y lo va a seguir haciendo al menos una temporada más – el equipo del Valencia CF.
Debía estar demolido hace tiempo, pero la falta de dinero para acabar el nuevo estadio lo impidió. Ahora, con la llegada del inversor de Singapur Peter Lim, como nuevo máximo accionistas del club, ambos proyectos, tanto la demolición del viejo Mestalla como la finalización de las obras del nuevo estadio se van a reactivar.
La Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Valencia no quieren perder ni un minuto. El mismo día que Peter Lim y Bankia alcanzaban un principio de acuerdo para la consumación del proceso de venta del Valencia Club de Fútbol, la Conselleria de Infraestructuras sacaba a exposición pública la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la ciudad de Valencia para el desarrollo de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) 'Valencia Dinamiza'.
El proyecto, que tiene un plazo de ejecución 10 años desde el momento de su aprobación, incluye, además de la manzana de 90.000 metros cuadrados, en la avenida Cortes Valencianas, donde se levanta el nuevo estadio y existe suelo para uso terciario, hotelero y comercial, la demolición y reurbanización del actual campo de Mestalla de la Avenida de Aragón.
En el caso del PAI de Mestalla (que afecta al actual estadio, los edificios públicos protegidos recayentes a la avenida Blasco Ibañez, el edificio del Ayuntamiento nuevo – en desuso– y el aparcamiento en superficie de la plaza contigua), se establece la demolición del estadio y de las dependencias municipales.
En el lugar que ocupa el Ayuntamiento nuevo, una superficie de 2.329,38 metros cuadrados pasa a ser suelo terciario para fines hoteleros, con un máximo de 20 plantas. En lo que actualmente es el recinto del campo de Mestalla, 11.988 metros cuadrados pasan a ser de uso residencial, divididos en siete torres, de entre 16 y 22 plantas.
Respecto al nuevo estadio, la actuación comprende un total de 120.000 metros cuadrados de edificabilidad, de los que el 85% estarán destinados al uso comercial y hotelero. El proyecto de Valencia Dinamiza, dependiente en exclusiva del club tras la salida de su socio Newcoval, prevé una inversión directa de 626,2 millones de euros.
Asimismo, se estima que el proyecto generará rentas para el territorio de alrededor de 1.191 millones de euros, el uno por ciento del PIB de la Comunidad Valenciana, y una creación de 3.433 puestos de trabajo, tanto de manera directa como indirecta. También se prevé unos 46 millones en ingresos para las administraciones públicas, vía impuestos, tasas o licencias.
Inicialmente, el nuevo estadio contemplaba una capacidad de 75.000 espectadores y 3.100 plazas de aparcamiento, y con este proyectos la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por FCC y Bertolín iniciaron la construcción el 1 de agosto de 2007 con un plazo de ejecución de tres años, que permitiría disputar la temporada 2010-2011 en el nuevo coliseo. La financiación de la obra debía realizarse con la venta de los solares del campo actual, pero el estallido de la burbuja inmobiliaria echó por tierra estos cálculos y la obra se interrumpió el 25 de febrero de 2009.
Para intentar reiniciar la obra e inyectar oxígeno a sus cuentas, en junio de ese año se opta por una ampliación de capital de 92,4 millones de euros que termina por dejar a la entidad en manos de la Fundación Valencia Club de Fútbol, propietaria del 72% de las acciones gracias a un crédito de Bancaja.
A partir de ese momento se inicia un proceso de búsqueda de inversores que se concreta el 12 de diciembre de 2011 con un acuerdo entre el club, Bankia y Newcoval (Grupo Aedifica). Los nuevos responsables anuncias cambios en el proyecto inicial de tipo estético y técnico para reducir costes, pero no consultan sobre ellas con el arquitecto de edificio, Mark Fenwick.
En todo caso, esta alternativa se viene abajo el 20 de septiembre de 2012, cuando Bankia (intervenida por el Estado desde el 9 de mayo de 2012), rompe el acuerdo al haberse basado en el pago por medio de inmuebles, un tipo de activo muy devaluado del que la entidad se encontraba saturada.
La última alternativa que está sobre la mesa, a expensas de que la asuma Peter Lim es la realizada el 13 de noviembre de 2013 por el actual presidente Amadeo Salvo que reduce el coste del estadio de 160 millones a 100, por medio de cambios en el proyecto que, esta vez sí, cuentan con el visto bueno del arquitecto.