Salamanca. El Consejo de Gobierno ha declarado la Villa de Alba de Tormes, ubicada en Salamanca, Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico. También se ha delimitado un entorno de protección para garantizar la conservación de sus valores, que por las características de su tramo y por las edificaciones que lo integran resulta significativo como testimonio de la cultura de un pueblo. Esta área incluye el puente y sus riberas, donde cualquier intervención que se realice puede suponer una alteración de las condiciones de percepción del bien y del carácter del espacio urbano.
El origen de Alba de Tormes se sitúa en la alta Edad Media. Su ubicación, en la frontera entre los reinos de León y Castilla, la convirtió en una plaza de enorme valor estratégico. Hacia el año 1500 amplió su fortificación, dotándola de un carácter palaciego. Entre los elementos que caracterizan a esta villa destacan la muralla y el puente, que debe ser anterior al siglo XIII, y la judería, tan antigua como la propia villa. La mayor transformación urbanística de Alba de Tormes se produce en el siglo XVI, con la construcción de edificios religiosos que transforman la fisonomía urbana. El siglo XVIII supone el inicio de la decadencia de Alba de Tormes.
En la actualidad, la mayor parte del núcleo conserva la trama antigua, aunque ha desaparecido en algunos puntos. Asimismo, mantiene espacios urbanos de alto valor patrimonial, como el conjunto formado por la Plaza Mayor y la Plaza de Santa Teresa y su entorno próximo.
Cuenta con gran variedad tipológica entre la edificación singular, con predominio de edificación religiosa, monumentos declarados de interés cultural como el Monasterio de San Leonardo, el Convento de las Carmelitas, la Iglesia de San Juan, la Iglesia de Santiago y el convento de las Madres Isabeles.
El conjunto conserva también interesantes ejemplos de arquitectura popular y de arquitectura civil, como el Palacio Ducal, el Ayuntamiento, la Alhóndiga, el Pozo de la Nieve y el colegio público de Santa Teresa de Jesús, ejemplo de arquitectura racionalista educacional de ladrillo propia del primer tercio del siglo XX, así como una representación de edificaciones modernistas en torno a la plaza mayor.
Por otro lado, el Consejo de Gobierno ha acordado la adecuación de la declaración de Bien de Interés Cultural de Ciudad Rodrigo, para incluir dentro de la delimitación del Conjunto Histórico el ‘Teso Grande’ o ‘Teso de San Francisco’, como lugar indisolublemente ligado a la configuración de la ciudad, que mantiene las características y fisonomía de la época. La población incluida en el recinto de murallas fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1944, pero la ausencia de una delimitación espacial del conjunto -exigido por la actual Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León- ha hecho imprescindible adecuar la declaración y delimitar un entorno de protección.
El ‘Teso Grande’ o ‘Teso de San Francisco’ fue un soporte permanente para la villa en los continuos asedios a los que se vio sometida como enclave fortificado y fronterizo por tropas portuguesas, francesas o inglesas. Conserva en mayor medida las características y fisonomía de la época, así como algunos restos del sistema de trincheras francesas conocidas como reducto Renaud.
Las huellas históricas de los destrozos y transformaciones sufridas en esta zona geográfica son perceptibles actualmente en las brechas y discontinuidades del lienzo de muralla, en los vacíos producidos en el tejido urbano cercano a la Catedral y en las mismas huellas de los impactos sobre los paramentos de la propia Seo mirobrigense.