Madrid. Los mercados siguen a su bola, y hoy, de forma más acusada y coincidiendo con la jornada de huelga general en España, vuelven a presionar fuertemente sobre la prima de riesgo española. No parece que estén teniendo mucho predicamento las reiteradas negativas del ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, en relación a las voces acreditadas que, en el seno de la Comisión Europea y otros organismos reputados, dan por hecho que España deberá acogerse al fondo de rescate por la insuficiencia del alcance del saneamiento financiero puesto en marcha por el Gobierno español.
En Europa no se creen casi nada de lo que se está haciendo en España. Dudan de todas las cifras que se envían desde aquí. El pago de los escasos 1.000 millones de euros en los que ha valorado CaixaBank la compra de Banca Cívica ha sido el último de los desencuentros. Resulta que la razón de que se pagara ese precio tan bajo estriba en que, a las provisiones reconocidas, habría que añadir otros 2.200 millones de activos deteriorados, en su mayoría procedentes del sector inmobiliario.
Una compra que viene, una vez más, a dar la razón a los que piensan que esos 52.000 millones necesarios para sanear los activos inmobiliarios en manos de las entidades financieras resultan a todas luces insuficientes. Después de Semana Santa, cuando las entidades presenten los resultados correspondientes al primer trimestre de 2012, volverán a ponerse sobre la mesa nuevos aumentos de la morosidad de esos cientos de miles de préstamos hipotecarios concedidos a los promotores inmobiliarios.
Todo esto es lo que se está moviendo sobre las especulaciones en torno a la deuda de España, ya por encima de la de Italia e instalada, desde hace dos semanas, más cerca de los 360 puntos que de los 320 en los que se había venido moviendo hasta entonces. El bono español a 10 años también cotiza por encima del 5,4%, muy cerca ya de esa barrera fatídica del 5,5%, calificada por más de uno como de no retorno.