Madrid. Hay algunos datos que no dejan lugar a dudas sobre el actual marco en el que desarrolla la actividad inmobiliaria. Y uno de ellos son esas 97.515 viviendas libres nuevas transmitidas, un 43% menos de las transmitidas en 2010, cuando se llegó a las 165.215 operaciones realizadas.
Los datos vienen a certificar, entre otras cosas, los paupérrimos ingresos alcanzados por las inmobiliarias cotizadas, de tan solo 2.115 millones de euros durante el pasado ejercicio, y dejan en el aire un panorama ciertamente inquietante para saber el tiempo que puede tardar en reducirse de forma significativa el excedente de vivienda nueva. Solo la aplicación de nuevas rebajas, que los bancos abran la mano crediticia y que la situación económica mejore podría evitar aun mayores descalabros, como que ese stock tarde casi una década en evaporarse.
La estadística del Ministerio de Fomento se podría depurar un poco más para saber, por ejemplo, cuántas de esas 97.515 viviendas se vendieron realmente al público, y no fueron meras operaciones de transmisión del activo de los promotores inmobiliarios a las entidades financieras.
Si se recogiera, el dato sería elocuente. Vendría a dejar bien sentado que la venta de vivienda en España empieza a ser un terreno exclusivo de bancos y cajas, y que las empresas se dedican a observar desde el tendido, más preocupadas de que esas mismas entidades les refinancien una y otra vez su abultada deuda financiera.
El importe de esas 97.515 viviendas libres nuevas transmitidas se eleva a 17.507 millones de euros, muy lejos de los casi 31.500 millones acumulados un año antes con las 165.215 operaciones cerradas.