Valencia. La Conferencia sobre el Plan Solar del Mediterráneo que se celebra en Valencia tiene el objetivo de reflexionar y debatir sobre los retos y oportunidades que representa la implantación de este proyecto que se ha marcado el reto de alcanzar en 2020 una potencia instalada en energías renovables de 20 gigavatios (GW) en la región.
A la Conferencia han asistido delegaciones de Egipto, Italia, Malta, Alemania, Marruecos, Argelia, Mauritania, Bélgica, Portugal, Grecia, Túnez y personalidades como el secretario de Estado de Energía, Pedro Marín, el vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, Philippe de la Fontaine Vive Curtaz, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, Nobuo Tanaka, y la directora general de la Agencia Internacional de las Energías Renovables, Helène Pelosse.
Los países de la ribera sur del Mediterráneo tienen un alto potencial para producir energía a partir de fuentes renovables, ya sea para contribuir a su autoabastecimiento como para comercializar excedentes. Alcanzar el objetivo marcado (20 GW de energías renovables en 2020) les supondrá, además, desarrollar capacidades técnicas y creación de empleo cualificado, mientras que para los países europeos será un elemento que puede ayudar a cumplir los requisitos impuestos por la normativa europea de consumo de energías renovables en 2020 (el 20% del total).
Los diversos análisis realizados identifican como principales retos del PSM los elevados costes económicos que implica, la necesidad de contar con un contexto institucional estable que favorezca la inversión, la eliminación de barreras legales e institucionales y la construcción de infraestructuras e interconexiones apropiadas.
Actualmente existe una sola interconexión eléctrica operativa entre Europa y el Norte de África (la línea que une España y el Reino de Marruecos) y con una capacidad de intercambio muy reducida. Debemos tener una mayor integración física con interconexiones eléctricas internacionales entre el sur y el norte del Mediterráneo y entre la Europa Mediterránea y el resto del continente para transportar los excedentes de electricidad que existan y aprovechar el potencial que ofrece el Plan. Esta singularidad puede permitir a España jugar un papel determinante en la implantación del Plan.
Las excelentes condiciones naturales para el desarrollo de la energía eólica y solar han de servir para que los países de la ribera sur creen núcleos de conocimiento (clusters) y empleo cualificado para expandir la experiencia y las buenas prácticas a otros ámbitos de la economía.
No obstante, las renovables todavía necesitan que se garantice su viabilidad, lo que requiere la articulación de sistemas de apoyo económico equilibrados que prevean su adecuación a los costes y su disminución en el tiempo hasta extinguirse cuando las distintas tecnologías alcancen la rentabilidad por sí mismas. La instalación de los 20 GW de potencia objetivo del PSM requiere movilizar una gran cantidad de financiación en un momento de dificultad de acceso al crédito y crisis económica global.
Los mercados financieros de los países en desarrollo presentan insuficiencia de fondos y condiciones inadecuadas para el tipo de proyectos que se deben desarrollar. Por tanto, la financiación del PSM debe basarse en la concurrencia de fondos públicos y privados, fondos comunitarios, préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y de organismos financieros internacionales y regionales, así como una amplia participación de inversión extranjera directa.
Para dotar de confianza a los inversores, la regulación debe ser previsible e incentivadora, tanto en los aspectos económicos como en los estándares técnicos utilizados en los proyectos.