Los siete años de la crisis se han llevado por delante cerca de 13.000 sucursales y oficinas bancarias, debido a los múltiples procesos de fusiones acometidos y al menor negocio. Pero, parece que no es suficiente. Hay que cerrar más.
Así de claro se lo acaba de trasladar el Banco de España a las entidades financieras. Todas las sucursales que no sean rentables hay que cerrarlas. Para que la cosa no sea tan drástica, las entidades suelen empezar por reducir el personal para, en unos meses, si el ajuste resulta insuficiente, echar el cierre definitivo. Entre 2008 y 2014, la red comercial de las entidades financieras españolas se ha visto menguada en casi un 30%. El ajuste más severo llevado a cabo en toda Europa.
Las fusiones, lógicamente están detrás de buena parte de estos cierres. A principios de 2014 operaban en España casi un 18% menos de entidades que en 2008. Y no parece que el proceso vaya a pararse.
Otra de las consecuencias directas del cierre de oficinas de bancos ha sido la importante disminución de la red de cajeros automáticos en España, que se ha visto reducida en un 23,8%. En cifras, la red de terminales ha pasado de las 61.430 unidades existentes en 2008 a 46.841 cajeros a comienzos del presente año. Una vez más, son los usuarios quienes están sufriendo las consecuencias de este ajuste, puesto que cada día les resulta más complicado encontrar un cajero de su red o de su entidad financiera.
En términos generales, el cierre de sucursales y la pérdida de cajeros están afectando principalmente a las localidades más pobres, donde las rentas son menores y, como consecuencia, las posibilidades de negocio de las entidades financieras se ven más comprometidas.
Los servicios de banca online han servido de excusa para las entidades, aunque su implantación no podrá sustituir a corto ni medio plazo a la banca tradicional, puesto que en la actualidad hay productos y trámites que aún sigue siendo necesario contratar directamente en oficinas, como los préstamos hipotecarios.
Si bien en el futuro acabará imponiéndose el pago generalizado a través de tarjeta o móvil en lugar de efectivo, todavía es necesario disponer de dinero en metálico para realizar numerosas transacciones comerciales y pagos.
