El Gobierno anda dándole vueltas a una rebaja fiscal, cuyo alcance todavía se desconoce. Pero, sea la que sea, desde la Comisión Europea ya han venido a decir que sí a las reducciones impositivas, siempre que vayan acompañadas del equivalente recorte del gasto.
Para ello, han pedido al Ejecutivo español un informe urgente para saber el alcance de los recortes, en un momento en que en Bruselas dudan de que España cumpla con el objetivo de déficit previsto en 2015.
Las previsiones económicas de la UE dan a España un crecimiento del 1% en 2014 y del 1,5% en 2015, con cumplimiento del déficit para el presente ejercicio, pero no para el siguiente.
El déficit cerró 2013 en el 7,2% del PIB, y sin contar las ayudas a la banca (que no computan a efectos de Bruselas), en el 6,7%, dos décimas por encima del objetivo (6,5%). El agujero fiscal será del 5,8% este año, en línea con las metas impuestas por la Comisión Europea.
El problema se sitúa en 2015. El déficit volvería a desviarse hasta el 6,5% del PIB, dos puntos por encima de lo comprometido con los socios europeos. O lo que es lo mismo, 20.000 millones de euros más de lo acordado.
Por ello, el mensaje lanzado a España viene a concluir que de seguir adelante con la bajada de impuestos anunciada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante el pasado Debate sobre el Estado de la Nación, al Ejecutivo no le quedan muchas alternativas.
Una de ellas es la de alargar las medidas de ajuste fiscal que se aprobaron temporalmente para controlar el déficit cuando el PP llegó a La Moncloa. La otra posibilidad es la de aplicar nuevos recortes, preferentemente en la vía del gasto, con el objetivo de evitar incumplir con el déficit el año que viene.
Desde el Gobierno creen que la futura reforma fiscal no va a hacer caer la recaudación, pero esto no lo ven tan claro los socios europeos, que siguen manteniendo que no es el momento de bajar impuestos, y si lo hay con un plan de ajustes capaz de corregir la desviación del déficit prevista.
Todo un juego a múltiples bandas para tratar de cuadrar el círculo, con rebaja de impuestos para que haya más dinero circulante disponible que tire de la inversión y del consumo, y que, a la vez los ingresos fiscales no se resientan.