Madrid. Dos largos culebrones urbanísticos en la misma zona almeriense del Cabo de Gata se han saldado de manera diferente, aunque las semejanzas entre ambos son más que evidentes. Mientras que el hotel El Algarrobico, promovido por Azata Sol en la playa de Carboneras, lleva camino de la demolición, todo hace pensar que al final se podrán construir 15 hectáreas próximas a la costa en la zona de La Fabriquilla, en Níjar.
En Carboneras, Azata por no tener no va a tener ni derecho a indemnización una vez demolido el hotel. Hace algo más de un mes el Tribunal Supremo desestimó el incidente de nulidad presentado por la promotora en el que se desestima el pago de esa indemnización al considerar que debió adaptar el proyecto a la Ley de Costas, con un espacio de servidumbre de 100 metros, y no existe responsabilidad del Estado.
Por tanto, todo queda ya expedito para que se proceda a la demolición del hotel, ya que, después de un sinfín de recursos un fallo del Tribunal Supremo desestimaba el recurso presentado por el Ayuntamiento de esa localidad almeriense contra la decisión de la Audiencia Nacional de mantener la protección de 100 metros del paraje desde el mar fijada en la ley de costas, frente a los 50 metros defendidos por el consistorio.
El Ayuntamiento de Carboneras había concedió la licencia para construir el hotel Azata del Sol en espacio protegido no urbanizable el 13 de enero de 2003, cuando el plan parcial de El Algarrobico debió adaptarse a la ley de costas de 1988 y el citado Ayuntamiento tenía conocimiento de que la servidumbre de protección debía ser de 100 metros.
Los propietarios de los terrenos de La Fabriquilla, en Níjar, han tenido más suerte. Tras quince años de pleitos, podrán urbanizar las 15 hectáreas de esta zona del litoral, también incluida en el parque del Cabo de Gata-Níjar. En este caso, el Supremo obliga a cumplir una sentencia suya de1997 en la que reconocía ese derecho y obligaba al Ayuntamiento a catalogar los terrenos como aptos para urbanizar.
Pero el asunto se lió. Nunca salió adelante el plan parcial presentado, ya que la Junta de Andalucía lo echó para atrás en 2008 alegando que los terrenos de La Fabriquilla tenían unos valores ambientales incompatibles con su urbanización, y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía respaldó la decisión del Gobierno autonómico.
Al final, la casación del Supremo no deja lugar a dudas. Se puede urbanizar y, además, en cumplimiento de su propia sentencia de hace tres lustros, no solo se deben clasificar los terrenos como urbanizables, sino que los propietarios de esos terrenos tienen todo el derecho de urbanizar en primera línea de playa. Cosas de los tribunales.