Madrid. “Habría que matarlos. ¿Tú sabes por qué habría que poner pena de muerte? Me caen mal los arquitectos porque sus crímenes perduran más allá de su propia vida” fueron las palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, al ver el Ayuntamiento de Valdemaqueda. El decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), José Antonio Granero, acompañado por miembros de su Junta de Gobierno, ha calificado las manifestaciones de desafortunadas e inadmisibles. Si bien es cierto, que la presidenta ha llamado para disculparse y mostrar su arrepentimiento, el decano le ha solicitado que hiciera esas disculpas de forma pública.
Se da la circunstancia de que el edificio criticado, obra de García de Paredes y Pedrosa, fue desarrollado bajo el control y supervisión de la Comunidad de Madrid. A este respecto, el decano señaló que “con un presupuesto ajustado consiguió un extraordinario resultado, dotando a Valdemaqueda de una arquitectura contemporánea y de calidad, y que obtuvo reconocimiento con los premios FAD, Bienal de Arquitectura Española y Architectural Review de 1999”.
Granero, sin querer entrar en polémica continuó “no vamos a caer en el mismo error y descalificar a los políticos. Ellos son los responsables de tomar las decisiones, pero los ciudadanos estamos más tranquilos cuando junto a ellos están los profesionales. Cuando se trata de catástrofes los bomberos, cuando hablamos de salud, los médicos y cuando hablamos de la ciudad y de los espacios para vivir, los arquitectos”.
El Colegio de Arquitectos, de este modo vuelve a significarse como institución representativa de la sociedad civil madrileña, que cumple un papel fundamental en la defensa de la función social de la arquitectura y en la regulación y difusión del trabajo de los profesionales.
Finalmente, el decano, en relación con las opiniones vertidas por la presidenta, señalaba “para poder entender las cosas es necesario conocimiento y preparación, es la única manera de avanzar, opinar o emitir juicios fundamentados, pero aún así, no es el criterio personal el que debe regir las decisiones políticas. O la sociedad y la política defienden y valoran el conocimiento y el saber, o difícilmente nos situaremos en el nivel que nos corresponde”.