El año 2023 se ha convertido en un punto de inflexión para el mercado inmobiliario español, evidenciando un ajuste significativo tras un periodo prolongado de crecimiento. Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), se ha registrado una notable disminución en el número de compraventas de viviendas, culminando el año con 586.913 transacciones. Esta cifra, aunque representativa de la segunda más alta desde 2008, marca un retroceso del 9,7% en comparación con el año anterior, poniendo fin a la tendencia alcista que caracterizó al 2021 y 2022.
Ferran Font, director de Estudios de pisos.com, ha analizado estos resultados, destacando la importancia de contextualizar la caída dentro de un marco más amplio. «La vivienda de segunda mano, que sigue representando más del 80% de las operaciones, retrocede un -10,8% respecto al año anterior, concretando 476.019 ventas. Es la vivienda para estrenar que aguanta mejor la comparación respecto al 2022 y retrocede únicamente un -4,8%, con 110.894 ventas», explica Font. Esta diferenciación entre vivienda nueva y de segunda mano ofrece una perspectiva más matizada sobre el estado actual del mercado.
La distribución territorial de las transacciones revela una variedad de comportamientos en el mercado. Mientras que regiones como Andalucía, la Comunitat Valenciana y Cataluña lideraron el número de operaciones, La Rioja se situó en el extremo opuesto. Sin embargo, el Principado de Asturias se distingue por haber experimentado un incremento del 5,6% en las compraventas de viviendas, contrariando la tendencia general de descenso. Este fenómeno subraya la diversidad regional del mercado inmobiliario español y sugiere la influencia de factores locales en el comportamiento de compradores y vendedores.
El análisis de Font también aborda las proyecciones para el futuro cercano, anticipando una posible moderación durante la primera mitad de 2024, seguida de un repunte hacia finales del año. Esta previsión se basa en la evolución del Euríbor y en el impacto potencial de la nueva Ley de Vivienda, así como en la incertidumbre generada por los conflictos armados internacionales. «Estamos en un escenario más sostenible», afirma Font, sugiriendo que el mercado se está ajustando hacia un equilibrio más estable después de años de expansión acelerada.
El retroceso observado en 2023, por tanto, no debe interpretarse únicamente como una señal de alarma sino como una corrección natural después de un ciclo excepcionalmente positivo. La caída en el número de transacciones refleja la respuesta del mercado a una conjunción de factores económicos, sociales y regulatorios. Mientras que la disminución en la venta de viviendas de segunda mano puede indicar una mayor cautela por parte de los compradores, la resistencia del segmento de vivienda nueva sugiere que aún existe un apetito significativo por propiedades a estrenar, posiblemente motivado por un interés en características como la eficiencia energética y la sostenibilidad.
En este contexto, el mercado inmobiliario español se enfrenta a un período de ajuste y reevaluación. La capacidad de adaptarse a las nuevas condiciones económicas y regulatorias, junto con la respuesta a las expectativas cambiantes de los compradores, determinará la trayectoria futura del sector. A medida que avanzamos hacia 2024, los actores del mercado, desde promotores hasta compradores, deberán navegar por este paisaje cambiante con una combinación de prudencia y visión estratégica, buscando oportunidades en medio de la incertidumbre y preparándose para los desafíos y posibilidades que el futuro pueda deparar.