Las entidades financieras españolas acumulaban, al finalizar 2014, un volumen de 83.409 millones de euros en activos adjudicados o recibidos en pago de deudas, según el último Informe de Estabilidad Financiera (IEF) publicado por el Banco de España.
La evolución de los activos adjudicados durante los últimos años alcanzaba su máximo valor en junio de 2012, con cerca de 100.000 millones de euros en balance. Posteriormente, y coincidiendo con el traspaso de parte de estos activos a la Sareb (diciembre de 2012 e inicios de 2013), se produce una reducción en su volumen, situándose en torno a los 75.000 millones en junio de 2013). Con los últimos datos disponibles, se aprecia un ligero incremento, desde el mínimo alcanzado hasta el volumen actual comentado anteriormente.
Por tipo de activo adjudicado, la mayor parte de los mismos corresponde a activos inmobiliarios procedentes de financiaciones destinadas a las actividades de construcción e inmobiliarias, y en particular, a suelo, cuyo porcentaje sobre el total de adjudicados supone un 38%.
Le siguen en importancia (dentro de las operaciones de financiación procedentes de las actividades de construcción e inmobiliarias) los edificios terminados, que representan un 25,3 % del total. A continuación se encuentran los adjudicados procedentes de financiaciones hipotecarias a hogares para adquisición de vivienda, que suponen un 20,6%, mientras que los edificios en construcción suponen sólo un 5% del total, ascendiendo el resto de adjudicaciones a un 11%.
Dentro de la cartera crediticia de las entidades, las operaciones refinanciadas y reestructuradas se redujeron en tasa interanual un 4,5 % en diciembre de 2014 respecto a diciembre de 2013. Teniendo en cuenta que el volumen de estas operaciones procedentes de créditos concedidos a las Administraciones Públicas sólo suponen un 2% del total y, centrando el análisis en el sector privado residente, se observa que el 51,1% del total de operaciones refinanciadas y reestructuradas están clasificadas como dudosas, el 18,1% de las mismas son operaciones subestándar, y el 30,8% restante se encuentran clasificadas como normales.
La distribución sectorial de estas operaciones muestra que un 65,1% de las mismas corresponde a créditos concedidos a empresas, mientras que el 34,9% restante son créditos otorgados a las familias.
Del total de las operaciones refinanciadas, un 22,6% de las mismas corresponden a créditos concedidos a empresas de construcción y actividades inmobiliarias, mientras que un 42,5% proviene de empresas cuya actividad económica es distinta de la anterior.
De las operaciones reestructuradas a las familias, casi tres cuartas partes corresponden a créditos para la adquisición de vivienda. Las operaciones refinanciadas del conjunto del sector privado residente suponen un 14% del volumen total de créditos a ese sector.
En el crédito concedido a las empresas no financieras, las operaciones refinanciadas suponen un 21% del total, destacando la cartera de créditos a las empresas que realizan actividades de construcción e inmobiliarias, en las que el porcentaje de operaciones refinanciadas alcanza el 44% del total de las mismas. De ese porcentaje de operaciones refinanciadas, 34 puntos porcentuales corresponden a operaciones refinanciadas que están clasificadas como dudosas, 6 puntos porcentuales como subestándar y los 4 puntos porcentuales restantes son normales.
En el caso del crédito a familias, un 9,3% del volumen total de operaciones ha sido refinanciado. Dicho porcentaje cae hasta el 8% si se trata de créditos dedicados a la adquisición de vivienda, y sube hasta el 16% para créditos que financian otro tipo de actividad de las familias.
En definitiva, las tendencias que se observaron de forma incipiente en el pasado IEF, se han confirmado en éste, de tal modo que el volumen de activos dudosos ha registrado descensos interanuales por primera vez desde el inicio de la crisis. Esta evolución de los dudosos, a la baja, ha permitido, pese al descenso del crédito, que la ratio de morosidad registrara descensos, interrumpiendo la tendencia al alza que había venido mostrando.
El mantenimiento de esta reducción de la morosidad dependerá, en gran parte, de que se mantenga la senda de recuperación económica que se ha venido observando en los últimos trimestres.