El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que los precios de la vivienda en España -al igual que en Irlanda, Dinamarca y Holanda, otros tres países que sufrieron su propia burbuja inmobiliaria- “han llegado o pueden estar cerca de su punto más bajo”.
En un informe sobre la situación del mercado inmobiliario en estos países, el FMI advierte, eso sí, de que todavía existen riesgos que pueden alterar la senda de recuperación, especialmente ante un alza de los tipos de interés, que se mantienen inusualmente bajos.
El organismo reconoce que, pese a los desequilibrios producidos por el pinchazo de la burbuja, se han implementado políticas para estimular la reactivación del sector y evitar que se repitan crecimientos anómalos, aunque reclama ir más allá y propone, entre otras medidas, eliminar gradualmente las deducciones por hipoteca.
Remarca el FMI que el desplome de los precios se ha visto más acentuado en España e Irlanda al tiempo que recuerda que los casos español e irlandés padecen una mayor tasa de paro, que responde a la fuerte bajada del sector de la construcción. "El elevado nivel de desempleo obedece a una disminución de la construcción de casas", apunta.
La institución internacional señala que el precio real de la vivienda apunta a la estabilización en Holanda e incluso se registran ligeros repuntes en Dinamarca e Irlanda. Estos países presentan ahora un importante "agujero en la producción", sumado a una deuda elevada del sector privado, algo que dificulta el crecimiento, según la entidad dirigida por Christine Lagarde.
La bajada de precios de la vivienda ha dejado también su impronta en el consumo. La deuda de los hogares se incrementó debido al boom inmobiliario y, durante la crisis, el patrimonio inmobiliario de las familias se ha visto reducido, según indica la nota del FMI. Además, la inversión residencial y no residencial también se ve afectada. Las entidades financieras, por su parte, han endurecido las condiciones de acceso a la financiación.
Ante esta situación, según el Fondo, los cuatro países analizados deben abordar un doble desafío pensando en el ladrillo: reactivar el sector y combatir los efectos de la crisis. Para ello, pide políticas macroeconómicas, impulsar el alquiler, emprender reformas tributarias en el marco de las pensiones para combatir la falta de liquidez y adoptar políticas que faciliten subsanar las deudas hipotecarias.
