La vivienda en propiedad ha tenido una importante evolución en España desde la gran emigración del campo a la ciudad que se produjo con el desarrollismo de mediados del siglo XX. La gran mayoría de familias españolas se convirtieron propietarias de sus viviendas: solo entre 1960 y 1980, el número de viviendas familiares se duplicó, pasando de 7,7 millones en 1960 a 10,6 en 1970 y 14,7 al comienzo los 80.
Sin embargo, las tendencias demográficas están generando profundos cambios en este modelo: aunque la cifra de propietarios de vivienda en España sigue por encima de la media europea -que se situó en el 69,7% en 2020- el porcentaje de propietarios en España ha bajado casi 5 puntos en la última década. De esta manera, supone el tercer país de la Unión Europea en el que más ha caído el número de propietarios en diez años, según datos de Statista.
Por qué hay cada vez menos propietarios en España
Nuestro país tiene cada vez más de inquilinos frente a propietarios: en 2010, el 20,2% de la población habitaba en un inmueble arrendado, mientras que en 2020 ese porcentaje subió al 24,9%, según Eurostat. Pero se trata más de una cuestión de posibilidades, no de preferencias: los jóvenes tienen mayores dificultades para acceder a una vivienda en propiedad por carecer del ahorro suficiente para realizar el desembolso inicial de las entradas de las hipotecas. Este hecho se está viendo agravado con las recientes subidas de los tipos de interés, ya que también aplaza la decisión de adquirir una vivienda.
Ventajas y desventajas de la compra y del alquiler
Por otro lado, también se han producido cambios socioculturales que están haciendo ganar enteros al alquiler frente a la propiedad: el alquiler aporta una mayor flexibilidad que encaja con la incertidumbre por la inestabilidad laboral, pero también por la creciente movilidad geográfica. Además, también obedece a veces a un mayor acceso en determinadas localizaciones, donde la oferta en propiedad con las características deseadas puede ser escasa.
Pero esta tendencia no implica que las opciones de compra de vivienda deban descartarse, ya que cada modelo (vivienda y alquiler) tiene sus ventajas y desventajas. De hecho, el alquiler no genera ningún valor para el inquilino como la vivienda en propiedad sí lo hace para el propietario, cuyo bien inmueble en el futuro se podrá legar a otros familiares o vender como fuente de ingresos. En este sentido, la vivienda en propiedad puede suponer una inversión muy atractiva para aquellos que disponen de suficientes recursos, si la vivienda en cuestión está en una localización y tiene unas características que la harán rentable. También es una segunda residencia para aquellos que buscan una región con un clima más benigno o más segura para sus inversiones.
Así es como actúan cada vez más extranjeros en nuestro país: sus compraventas de viviendas ascendieron un 52,7% en la primera mitad del 2022, de acuerdo con un informe del Consejo General del Notariado y especialmente se sitúan en zonas costeras como segunda vivienda, en regiones como Andalucía y la Comunidad Valenciana. Pero Madrid no es ajeno a este fenómeno y el Barrio de Salamanca tiene un especial protagonismo.
La capital se ha convertido en el punto de referencia para la inversión que viene de fuera de nuestras fronteras. Según los últimos datos dados a conocer por el gobierno autonómico, en el segundo trimestre de 2022, la región recibió 5.281 millones de euros, el 69,4% del total nacional. Esto supuso un incremento del 59,4% en relación al mismo periodo de 2021.
Madrid también lidera en el acumulado de 2022, al haber recibido cerca de 11.000 millones de euros, lo que representa el 69,8% del total. De hecho, entre 2012 y 2021 se ha doblado el flujo de inversiones en Madrid, con un crecimiento medio anual del 9,7%, casi 2 puntos por encima de la media de España, que fue del 8% anual.
Este dinamismo en la inversión impacta en el sector inmobiliario, tanto por los profesionales y empresarios que se desplazan a vivir a Madrid, como por las personas acaudaladas que llegan de países latinoamericanos que viven tensiones políticas y económicas. En particular, el barrio de Salamanca es un polo de atracción para venezolanos, mexicanos, peruanos o colombianos que deciden adquirir propiedades en este distrito. Asimismo, Madrid se está posicionando como un destino para el consumo y las experiencias de lujo que añade atractivo a estas inversiones.
Ante esta gran demanda y la escasez de oferta, el reto en Madrid y en el Barrio de Salamanca es que las viviendas, tanto en compra como en alquiler, tengan una calidad y características que se adecuen a las necesidades de sus futuros habitantes. Por eso, es fundamental que puedan contar con un servicio de asesoramiento inmobiliario integral, eficaz y especializado en la zona.