Madrid. El plan de privatizaciones del Gobierno griego, anunciado hace un año para cumplir con las exigencias comunitarias de recorte drástico de su abultado déficit público, no acaba de arrancar. Se han producido algunos avances en materia de telefonía, pero poco más.
Y entre los puntos fuertes del programa, que busca ingresar unos 50.000 millones de euros hasta 2015, figura la venta del territorio. En esas está Panos Protopsaltis, coordinador del Programa de Privatizaciones, una de las personas que más invitaciones recibe por parte de inversores de medio mundo interesados en comprar.
Esta semana, Protopsaltis tuvo que salir al paso de una noticia errónea publicada en el Hurriyet Daily News, en la que se hacía referencia a que el total de suelo griego que estaba en venta era poco menos que un tercio del territorio. No era un tercio, sino solo el 3%.
Que ya es mucho. Hablamos de más de 70.000 propiedades que ocupan 3.500 millones de metros cuadrados. Un bocado más que apetitoso para aquellos fondos con recursos que, sabedores del previsible valor futuro de alguno de estos activos, están negociando rebajas sustanciales sobre las pretensiones iniciales de las autoridades helenas.
Los rusos y los vecinos turcos, por aquello de la proximidad y de las sinergias que podrían derivarse, son algunos de los más interesados, sobre todo por esas miles de islas que salpican el mar Egeo, de cara a catapultar una red de puertos como base para consolidar un negocio turístico sin parangón. Sólo 227 de las más de 6000 islas griegas están habitadas.
Basta adentrarse en el portal especializado para encontrar islas helenas ajustadas a todos los bolsillos. Más grandes o más pequeñas. Llanas o con relieve más escarpado, y con precios que van de los 1,5 millones que cuesta la isla de San Anastasio, de 10.000 metros cuadrados, a los 150 millones que se piden por los 2,5 millones de metros cuadrados que ocupa la isla de Patroklos.