La realidad que hay detrás de la Sareb y, sobre todo, las consecuencias que se derivan de su gestión empiezan a verse fuera de España con cierto recelo y temor. Han analizado la ‘letra pequeña’ de la sociedad a la que los bancos transfirieron hace casi un año sus activos tóxicos, y llegan a la conclusión de que el Estado español y las entidades financieras han hecho un buen negocio, pero no tienen tan claro que lo vaya a ser para el conjunto de la economía europea.
Un reportaje en el diario Die Welt cuenta todo lo que aquí se trata de ocultar. Como que si la deuda que se ha pasado a la Sareb bajo su apariencia privada contabilizase como pública, el endeudamiento del país superaría el 100% y se colocaría a la par que el rescatado Chipre.
Pone también el acento en el hecho de que la participación de entidades privadas en el capital del banco malo es prácticamente testimonial, que sirve únicamente a los fines “políticos de oscurecer las verdaderas condiciones de responsabilidad” que pesan sobre el Estado español, en cuanto a los préstamos y demás activos que los bancos han arrinconado en esta sociedad. Muestra el diario alemán una rotundidad meridiana al afirmar que “Europa no puede ejercer casi ninguna influencia sobre los bancos españoles, pero puede perder mucho dinero con ellos”.
Detalla lo ya sabido, pero que aquí en España no se ha comentado debidamente para que todos lo sepamos. Que los préstamos problemáticos recibidos por la Sareb figuraban por un valor nominal de 100.000 millones de euros, pero Sareb solo desembolsó la mitad sin soltar un euro.
Todo a través de los bonos garantizados, que convierten al Estado español en “responsable prácticamente ilimitado” de la eventual asfixia financiera de la Sareb. Aunque los accionistas privados de la Sareb –bancos españoles y extranjeros, eléctricas y aseguradoras–, con apenas un 0,75% del capital, hicieran frente a su parte, un 88% recaería sobre el contribuyente español.
Pero esto no es lo peor. Barruntan en Alemania, y no les falta razón, que al tener Sareb la apariencia de un banco privado, sus gestores podrían solicitar ayuda al Banco Central Europeo. O sea que si España no puede pagar “al resto de países no les quedará más que salir en ayuda del Gobierno español o aceptar millones de saneamientos en el balance del BCE”.