Madrid. En el último informe con el que Tesoro Público acudió el pasado 16 de marzo a los mercados de deuda internacionales, el Gobierno viene a decir que el ‘stock’ de viviendas sin vender va a dejar de ser un obstáculo. Ahí, a la vista de todo el que lo quiera leer, se asegura que entre 2011 y 2013 se van a vender en España unas 900.000 viviendas nuevas, reduciendo así el excedente a unas 200.000 unidades. Cantidad a la que habría de sumarse un mínimo de 400.000 procedentes del mercado de segunda mano.
El documento reconoce el débil crecimiento de la economía española, tanto en el pasado ejercicio como en el presente. “La recuperación de la actividad económica en España fue tardía y menos intensa que en la zona del euro, debido principalmente al ajuste brusco del sector de la vivienda”, se apunta.
No obstante, y tras reconocer que “el ajuste no ha terminado”, incide en el hecho de que el excedente de viviendas ha empezado a reducir gracias a la rebaja de los precios. En este sentido, pretende extrapolar la actual situación de la inversión residencial, del 4,4% del PIB en el cuatro trimestre de 2010, con la que se daba en 1995, ejercicio en el que se cerró con ese mismo porcentaje, y que se fue progresivamente elevando hasta situarse en el 9,3% del PIB en 2006. El dato es cierto, pero con una pequeña diferencia. Que entonces no se contaba con el stock acumulado que existe ahora.
El informe del Tesoro Público también reconoce la influencia del ajuste inmobiliario en el resto de la economía, por la alta tasa de endeudamiento que existe tanto en las familias como en las empresas de promoción inmobiliaria, circunstancia que, según el informe, no se da en otros sectores, en ratios de endeudamiento similares a los que se se dan en el resto de la zona euro.