Madrid. Esto no hay quien lo pare. Mientras que el crédito para actividades inmobiliarias que tiene prestado la banca se reduce con cuentagotas, las dificultades para pagar los vencimientos por parte de los promotores cada vez son mayores, a la vista de los últimos datos publicados por el Banco de España relativos al cierre del pasado ejercicio.
Solo en el último trimestre entraron en morosidad activos inmobiliarios que, en su momento, fueron adquiridos por los promotores con casi 4.800 millones de euros de crédito hipotecario. Si los sumamos a los más de 57.000 ya contabilizados en mora a finales de septiembre, tenemos que las entidades financieras han iniciado el presente ejercicio con casi 62.400 millones de activos, el 21% del total, cuya amortización va a resultar harto problemática.
Y lo peor de todo es que no hay indicio alguno de que esta tendencia vaya a cambiar hasta 2014, año en el que todos los agentes confían en que empiecen a vislumbrarse los primeros resultados de las reformas de todo tipo que ha puesto y pondrá en marcha el Gobierno presidido por Mariano Rajoy.
Ante esta situación, poco se puede hacer. Solo esperar que los promotores sigan ajustando hasta el infinito los precios de la vivienda, para ver si de esa manera se anima algo la demanda, y que los bancos, por su parte, decidan finalmente otorgar la financiación para su compra. De lo contrario, al final, siempre volvemos al punto de partida. La morosidad promotora no para de aumentar porque las empresas no venden viviendas y, por tanto, no pueden devolver los créditos.