Madrid. Entre los años 2005 y 2008 los parámetros de la intensidad energética de España se redujeron de forma intensa como consecuencia de la desaceleración registrada en el sector de la construcción, actividad que requiere de un alto consumo de energía. Esta es una de las conclusiones recogidas en un informe sobre la evolución de la intensidad en nuestro país que ha sido elaborado por el centro de investigación ‘Economics for Energy’.
Y va más allá al señalar que en los próximos años se podría ahorrar un 1,5% adicional del PIB si equiparamos la intensidad energética con la media de los 15 países de la Unión Europea con mejor balance en este campo. La intensidad energética, que relaciona el crecimiento económico con el consumo de energía primaria de un país, disminuye proporcionalmente a medida que mejora la eficiencia energética.
Esta mejora ha permitido compensar la tendencia alcista registrada entre 1995 y 2004 de la intensidad energética. El sector eléctrico es el que presentó los mejores índices de intensidad energética, debido a la fuerte penetración del gas natural y a las energías renovables, mientras que los peores datos corresponden al sector terciario y consumo residencial, el mayor demandante eléctrico del país. Entre 2004 y 2008, la industria española consiguió mejorar su eficiencia energética debido en parte al encarecimiento del petróleo.
Para mejorar la intensidad energética española, el informe realizado por el centro de investigación Economics for Energy propone dirigir la actividad hacia actividades productivas que tengan un alto valor añadido y un consumo energético lo más bajo posible, orientar las políticas de ahorro y eficiencia energética al sector residencial y al transporte, al tiempo que se apuesta por la introducción progresiva de las fuentes de energía renovable y se sustituye el carbón por el gas en la generación eléctrica.