Madrid. El ministro de Fomento, José Blanco, ha comparecido en la Comisión de Fomento del Congreso de los Diputados para hablar de lo que el denomina planes de eficiencia, austeridad y ajuste en el Ministerio de Fomento, tratándolo de vender como un impulso a la inversión pública a través del Plan de colaboración público privada.
Blanco ha manifestado que «vamos a abordar esta situación reprogramando la mayoría de las inversiones que estamos acometiendo y reconsiderando las que no son imprescindibles. Esto se traduce en que vamos a posponer nuevas licitaciones, demorar plazos de finalización de obras, suspender temporalmente actuaciones e incluso anular contratos en ejecución«. Suponemos que algunos se habrán quedado sin palabras. Menos mal que nuestra economía solo sufría una suave desaceleración.
Y como el ajuste que tenemos que hacer aún no nos lo han concretado en la Unión Europea, nos toca esperar. Según el Ministro de Fomento, “cuando tras el ajuste, quede definido el marco presupuestario para los próximos cuatro años, informaré del cuadro definitivo de inversiones para este nuevo escenario, así como de las actuaciones del Plan Extraordinario de Colaboración Público-Privada”. Habrá que meterles prisa a Merkel y a Sarkozy.
Todas las actuaciones tanto en carreteras, como en ferrocarriles, sufrirán un retraso medio de al menos un año en los plazos de ejecución. Y a esto el Ministro de Fomento lo ha llamado racionalidad, austeridad y esfuerzo de responsabilidad con los intereses generales.
Según Blanco, España ha vivido en los últimos 15 años como si la expansión económica fuera inagotable, como si los ingresos coyunturales fueran estructurales. En España, con una renta per cápita inferior a la media europea y una presión fiscal más de 6 puntos por debajo de la media de la zona Euro, estábamos exigiendo un nivel de dotación de infraestructuras mucho mayor que el de cualquiera de los países más ricos del mundo occidental. “Pero ahora, esto, ya no es sostenible”, según nos informa de repente el ministro de Fomento en la Comisión de Fomento del Congreso de los Diputados. Nos queda el consuelo de que, en opinión de Blanco, “hemos situado a las infraestructuras españolas en una situación de liderazgo y referencia mundial, aunque en algunos ámbitos presente algún déficit”.
La inversión en infraestructuras de transporte en los últimos años en nuestro país ha doblado la de nuestros vecinos europeos. Es decir, en palabras del ministro de Fomento, “hemos demostrado más ambición de la que ahora podemos asumir”. Con el cuadro presupuestario actual no se van a cumplir los objetivos fijados en el PEIT, que vamos a revisar. A partir de ahora, continua Blanco, “ni el enfoque, ni las expectativas pueden ser las mismas. Ya nada volverá a ser como antes. Todos somos conscientes de que este nivel de inversión no se puede mantener”.
El ministro dice saber que Alcaldes y Presidentes de Comunidades Autónomas, Diputados y Senadores, de todos los partidos, van a expresar sentimientos de agravio y que probablemente nadie se quede contento. Y por si acaso dice que no es momento para el victimismo (es decir, las críticas razonadas y más que fundadas del conjunto de la sociedad española) sino de la racionalidad, del sentido común y de la responsabilidad (es decir, de la gestión del Gobierno socialista).
El Gobierno nos anuncia que va reprogramar la mayoría de las inversiones, posponer nuevas licitaciones, demorar plazos de finalización de obras, suspender temporalmente actuaciones e incluso anular contratos en ejecución. Y nos dice que, no obstante, podemos estar tranquilos porque ha elaborado sendos Planes de Austeridad y de Eficiencia. ¿Nos lo estará diciendo en serio? Me refiero a lo de que nos quedemos tranquilos. Prefiero pensar que el ministro de Fomento tiene en gran sentido del humor. Aunque no estoy seguro de que sea un buen momento para hacer chistes.
Puede descargarse el discurso completo en PDF en la web del Ministerio de Fomento.