Los gobiernos, tanto los dirigidos por el PP como por el PSOE, han convertido la expansión de la alta velocidad en España en un estrategia de cohesión territorial que, en principio, no tendría por qué ser una mala opción.
Pero, a la vista de los números facilitados por Renfe, la realidad no deja lugar a dudas. Y viene a decir que un tercio de las dieciséis estaciones no tienen razón de ser alguna. Son deficitarias y lo van a seguir siendo.
Mientras Adif, el administrador de infraestructuras ferroviarias, no para de acumular deuda -ya por encima de los 15.000 millones de euros- derivada de las cuantiosas inversiones acometidas para el trazado de la red de alta velocidad, existen ocho estaciones cuya presencia de viajeros es mínima.
La estación de Villena, en Alicante, costó 11,5 millones de euros, y se ubica en medio de un secarral a seis kilómetros del centro del municipio y sin transporte público para acceder a ella. Paran cinco trenes por sentido cada día y, en 2014, apenas tuvo 26.000 viajeros.
En la valenciana de Requena-Utiel, los viajeros también tienen que tirar de vehículo o taxi para llegar o salir de esta estación. La estación solo recibe 20 pasajeros al día en los cuatro trenes. Este AVE tarda 20 minutos en ir a Valencia, pero entre el precio del billete y la obligación de dejar el coche en un parking de pago todo el día no sale a cuenta.
Tampoco en Puente Genil-Herrera, situada a cuatro kilómetros del primer municipio, en Córdoba, y a tres del segundo, en Sevilla, hay cafetería ni cajero automático ni tienda ni nada de lo que se previó cuando se inauguró.
Su moderna cubierta de diseño, que imita el vuelo de un pájaro, y su desmesurado aparcamiento de 250 plazas subrayan más si cabe la soledad de los 69 pasajeros de cada jornada. Huesca, Guadalajara, Villanueva de Córdoba, Segovia y Tardienta son otras estaciones con menos de 100 usuarios al día.
España lleva invertidos en la red de alta velocidad 47.000 millones de euros desde 1992, cuando se inauguró la primera línea, entre Madrid y Sevilla. Solo en estaciones Adif se ha gastado 1.500 millones de euros. No todas se construyeron de nueva planta. También hubo remodelaciones, algunas muy espectaculares como la de Atocha, con más de 300 millones invertidos.