La ministra de Fomento, Ana Pastor, lo dejó caer durante una intervención en el Foro Líderes, y el presidente de Adif, Gonzalo Ferré, horas después, lo aclaró del todo. O la red de alta velocidad española dobla el actual número de viajeros en los próximos cuatro años, o su sostenibilidad será prácticamente imposible. Hablamos de llegar hasta los 50 millones de viajeros.
Comentaba la ministra al respecto que el incremento de pasajeros registrados en las líneas AVE entre enero y septiembre había sido del 20,6%, y que, si se cumplen las previsiones, el año 2014 terminará con un total de 28 millones de viajeros. Así pues, habrá que conseguir que entre 2015 y 2018 aumente la afluencia a razón de 5 millones de viajeros más cada año.
Así pues no queda otra, como señala el presidente de Adif, que “buscar nuevas relaciones de cercanías servidas por trenes de alta velocidad” para poner en servicio los 14.000 millones de euros en curso comprometidos. Y todo pasa por conseguir que la empresas interesadas entren en el proceso de liberalización del transporte ferroviario diseñado.
En este sentido, está previsto que Fomento remita a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) el borrador de la orden ministerial en la que se fijarán las líneas generales del primer título habilitante para competir con Renfe en el segmento de pasajeros. El que dará paso al primer concurso, el del corredor Madrid-Levante.
Habrá que ver si los recelos expresados por los potenciales operadores se amortiguan y la operación sale adelante. Dudas que pasan por la posición de supremacía de Renfe con unos precios por debajo de coste y la financiación del déficit a cargo del Estado, el alquiler de material, la falta de infraestructuras o de un regulador de mercado son algunos de los puntos negros que señalan. Por ello, algunos de estos operadores ya han expresado la necesidad de que se cree un regulador fuerte que asegure la sana competencia.
Otro asunto a deslindar pasa por desvincular a Renfe de la cesión de material y que sean sociedades independientes las que se ocupen de estos menesteres. De esta manera, los operadores alquilarían el material móvil que necesiten, motor o remolcado, en condiciones de libre mercado, sin necesidad de soportar en sus balances la totalidad de los activos.