Madrid. El uso racional y eficiente de la energía así como de los recursos naturales en general constituye hoy día una prioridad indiscutible y necesaria. Si bien, encontrar el equilibrio entre calidad de vida de la sociedad y de las personas en particular, la afección e impacto al medio natural y el desarrollo económico y tecnológico no parece tarea fácil.
La caída de actividad económica y las enormes dificultades tradicionales para incorporar innovaciones tecnológicas generan un escenario en el que, a priori, parece que no resulta rentable crecer en valor añadido y competitividad a partir de una adecuada gestión de recursos naturales en toda la cadena de valor de un producto, como también lo es el edificio. Toda una nueva filosofía con la que los aparejadores de Madrid quieren celebrar ‘2012. Año de la Bioconstrucción’.
Todos los agentes intervinientes deben ser capaces de entender y comunicar que diseñar productos y servicios, proyectar edificios y conseguir que alcancen el final de su vida útil con el menor impacto ambiental posible, constituye una extraordinaria herramienta de competitividad imprescindible para el desarrollo de una nueva sociedad.
Por esta razón desde el Colegio se apoya la idea de acometer proyectos que relacionen directa y estrechamente energía, construcción, medioambiente y competitividad. Sin perder como referencia que más allá del problema ambiental que nos ocupa (el cambio climático), habrá que incluir en breve asuntos como el cálculo de huellas hídricas, toxicidad o consumo de recursos naturales no energéticos.
Si bien 2011 fue el Año de la Rehabilitación Sostenible, en este nuevo periodo el Colegio refuerza su compromiso con la reforma, el ahorro de materias primas, la optimización del consumo energético y el respeto al medio ambiente.