El proyecto de Ley de Parques Nacionales sigue cubriendo su tramitación parlamentaria. Tras superar cuatro enmiendas a la totalidad en el Congreso de los Diputados, y la introducción de algunas ligeras modificaciones, ha pasado ahora al Senado.
El nuevo proyecto, según defiende el Gobierno, resulta necesario para atender al desarrollo sostenible en las comarcas donde se ubican los parques nacionales, manteniendo el sistema de ayudas técnicas, económicas y financieras a los municipios de la zona de influencia socioeconómica y estableciendo planes de desarrollo en las mismas.
Se introduce como novedad la puesta en marcha de programas piloto que activen la economía sostenible de la zona y aporten información para estudiar la posibilidad de creación de empleo verde.
En el fondo, lo que se propone es reconocer los derechos de las poblaciones que están en el interior y en los alrededores de los parques, así como de los propietarios de los terrenos que están dentro.
Como defendía la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, lsabel García Tejerina, las poblaciones locales deben percibir el parque como un aliado, como un territorio que les brinde oportunidades de desarrollo y nuevas oportunidades, porque son ellos los que contribuyen decisivamente a la conservación de los parques. No basta con desarrollar un sistema de subvenciones cuya dotación estará siempre condicionada a la situación presupuestaria y que además en absoluto garantiza el desarrollo rural de estas zonas”.
Entiende el Ejecutivo que la gestión de los parques nacionales debe ser más participativa y sobre todo más abierta a las poblaciones de sus entornos. Para ello, es necesario que estas poblaciones conozcan y se impliquen en las oportunidades que ofrecen y generan los servicios de un parque, especialmente los relacionados con las visitas y el uso público.
En definitiva, que la actividad de estas poblaciones dentro de los parques o en sus zonas periféricas de protección a través de los aprovechamientos tradicionales compatibles puede y debe convertirse en una herramienta más de conservación activa.
Una conservación activa que ha servido como coartada a algunos grupos de la oposición y a asociaciones ecologistas para señalar que las modificaciones introducidas en la ley permitirán actividades hasta ahora prohibidas en estos espacios, como la navegación a motor en Monfragüe y el vuelo sin motor en Guadarrama, consentir la práctica de la caza en los parques al no regular adecuadamente el control de poblaciones cinegéticas, o abrir la financiación de los parques a grandes empresas.