En mi anterior artículo velaba muy ligeramente el nombre del superexperto cuya opinión negativa sobre el sector inmobiliario yo ponía como ejemplo destacado de la satanización que el mundo del ladrillo ha sufrido en estos últimos años: Y así decía “En los casos más graves se han oído cosas como: “(el experto superpoderoso) [… ha subrayado la necesidad de apostar por el "reentrenamiento" de la fuerza laboral en el marco de un cambio de modelo "desde el ladrillo a la neurona". La contestación a esta tontería ya la dimos en su día y a ella encomendamos al lector interesado. Pero si la traigo aquí es como ejemplo perverso de la opinión despreciativa que sobre el ladrillo se ha enseñoreado en nuestra sociedad. La “cultura del ladrillo “no es cultura, dicen los idiotas disfrazados de expertos… y algunos lo creen…"
Se trataba del secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), don José Ángel Gurría, el cual, hace unos ocho meses que, en una de sus visitas a Madrid, dijo que en España: “comienza a vislumbrarse una caída del desempleo y ha subrayado la necesidad de apostar por el "reentrenamiento" de la fuerza laboral en el marco de un cambio de modelo "desde el ladrillo a la neurona".
Para evitar malos entendidos acerca de mi posición de acérrimo del “ladrillo” tengo que decir que: La primera parte de esa frase-la caída del desempleo- tiene que alegrarnos a todos y la segunda-que se refiere a la formación- no es criticable sino encomiable. Es de la tercera parte de la frase de Gurría de la que me quejaba: el cambio de modelo desde el ladrillo a la neurona.
Eso es un insulto grave pero dicho de tal forma y con tal inteligencia que no lo parece. (Quizás Gurría haya leído libros tales como El Arte del Insulto, el Manual para insultar con elegancia, etc., o quizás -y eso es lo que yo creo- la belleza formal de la frase- lo confundiese. A eso, yo indicaba en un artículo de hace ocho meses que: “Es una insensatez -aunque tenga muy “buena prensa”- oponer ladrillo y neuronas porque no hay una cosa sin la otra. No hay ladrillo sin neuronas detrás, ni hay neuronas sin una base material que las proteja de las inclemencias y permita las condiciones necesarias para que la actividad humana se desarrolle.”
Explicado esto, una de mis últimas frase del artículo anterior ha producido una respuesta airada, y yo creo que desenfocada. La frase es esta: La “cultura del ladrillo “no es cultura, dicen los idiotas disfrazados de expertos… y algunos lo creen…"
Por lo visto ha molestado lo de los idiotas. Y seguramente porque se ha leído mal, pues mi texto decía, hablando sobre la satanización del sector inmobiliario, que los que nos insultan a los inmobiliarios diciendo que la cultura del ladrillo no es cultura, se disfrazan de expertos al hacerlo. Esto es, que para la mayor contundencia de sus asertos, para aumentar la capacidad de convencimiento de la tesis que estén manejando, utilizan la vieja falacia del argumento de autoridad: Como el que lo dice es importante y está prestigiado, lo que dice debe de ser verdad. Y nada más falso, porque si bien es cierto que la verdad es la verdad, lo diga Agamenón o su porquero (véase el Juan de Mairena, de Antonio Machado), también lo es su contrario: diga quién diga lo que diga, ya sea el experto o el indigente, si lo que dice es mentira, mentira es con independencia de quién lo diga, cuál sea su oficio, qué alta posición ocupe o porqué lo diga. Así pues, yo no he escrito que los expertos inmobiliarios sean unos idiotas, sino que los son – expertos, aficionados o diletantes- aquellos que cargan contra todo el sector inmobiliario y a todos bautizan con el mismo rasero de corruptos.
No es cierto que la cultura del ladrillo haya sido un desastre para España, a pesar de los numerosos ejemplos y situaciones ilícitas que se puedan aportar en su contra. Y no es que yo ignore o no sea consciente de los pasados errores del ladrillo y de sus consecuencias futuras.
El párrafo de mi escrito que he transcrito, continuaba con “… por eso, porque para muchos hay que huir rápidamente de esta subcultura, es por lo que oímos repetir que lo que viene no será igual a lo que ocurrió. Y se reitera con rotundidad, sin ninguna duda, que lo que viene será distinto de lo que dejamos atrás. Y como es cierto que en el sector inmobiliario en los años anteriores a la Crisis nos ganamos la mala fama a pulso, todo parece encajar.” Así que claro que soy consciente de los abusos habidos en el Sector, y eso, tanto, como que los inmobiliarios que hayan podido estar en ello, son solo algunos y no todos.
Y que entre los culpables, a los que deseo que la Justicia alcance, mire usted por donde que me temo que ese grupo aparecerán, además de inmobiliarios, promotores, intermediarios, constructores y urbanistas, otra variada mezcla de políticos, banqueros, funcionarios públicos, arrimadores, representantes de capitales más o menos oscuros, etc., ajenos directamente “al ladrillo”.
Por eso el uso de expresiones universales para satanizar al ladrillo en su conjunto es, además de un error intelectual, un error moral. La vieja tradición de quemar a inocentes y a culpables sin ningún reparo porque luego de muertos ya Dios reconocerá quienes son los buenos y quienes son los malos, está en el corazón de los que niegan al “ladrillo” cualquier valor.
Es conocido que ha habido muchos excesos en el Sector inmobiliario… y menos publicado que también ha habido muchos aciertos. Pero como para hablar de las maldades del ladrillo ya hay, idiotas o no, muchas otras personas, yo suelo hablar de lo contrario.
Pero por si se siguiese teniendo dudas de que “ladrillo y neuronas” van indisolublemente unidos recomiendo la lectura del artículo de Inmodiario Un nuevo ladrillo mucho más aislante del ruido al modificar su geometría interna, donde verá a usted cómo las neuronas del ladrillo aplicadas esta vez… a un ladrillo vulgar, ha hecho que este aumente expectacularmente sus características de aislamiento acústico hasta un 400%.
Fíjese qué casualidad: del mundo del ladrillo español aparece una investigación extraordinaria que, como todas las grandes ideas, parte de una pregunta sencilla: ¿Modificar la forma de los agujeros del ladrillo hueco, desde siempre, redondos o rectangulares, podría tener alguna ventaja significativa en su comportamiento? Pues a efectos de amortiguación de sonido parece que muchísimo. ¿Cuántas manos desde Babilonia o el Valle del Indo han cogido alguna vez un ladrillo hueco para ponerlo en un muro? Innumerables, en estos miles de años. Y mire usted que por primera vez en el mundo, el equipo de DAVID CORBELLA de la UMP de Madrid, se hizo esa sencilla pregunta y le ha dado una contestación más que brillante. Y eso ha ocurrido en el mundo del “ladrillo español”. Y hay muchos más ejemplos de tecnología punta constructora, perfeccionados, desarrollados o creados aquí, en España, por los “del ladrillo”
Y hablando de “inteligencia del ladrillo”, la cuestión principal del artículo: ¿qué viene después de la Crisis? – nada más que un presente nuevo cada día al que nos han conducido las innumerables interacciones de miríadas de personas y otro increíble número de hechos accidentales o naturales, que en este mercado caótico en el que estamos no puede preverse- nos ofrece nuevas áreas de conocimiento que pueden guiarnos en la oscuridad de lo que está por venir.
Ante nuestra indigencia frente al futuro es preciso adoptar medidas de observación del entorno mediante sistemas de detección de tipo alerta rápida, mecanismos de deglución instantánea de los datos recogidos y decisiones rápidas frente a las solicitaciones del entorno acaecidas. Todo esto se utiliza en otros campos de la Economía pero también en Inmobiliaria tienen un uso práctico. Les sugiero, a los supervivientes de la mayor hecatombe inmobiliaria de la historia de España, una búsqueda y aplicación de todos esos mecanismos.
Y a alguno de los que nos critican, más mesura, más proporción.