Madrid. En la Red, saltando de sitio en sitio, puedes llegar a lugares increíbles. Hoy he llegado a dos y de uno de ellos no le voy a hablar hoy… porque no me atrevo, ¡si será raro!, pero sí del segundo que me ha hecho reír un rato, al principio y luego me ha dejado “chocado” hasta que he recordado que la percepción de la realidad actual y el no reconocimiento de la misma puede ser tan maligna como la fe en el futuro.
Fíjese en el segundo hallazgo: se trata de una web radical denominada otromadrid.org en la que he encontrado un artículo impresionante, no firmado, que contiene una extensa recopilación de personas, sus dichos y los enlaces donde lo dijeron, de algunos de los que en algún momento entre el 2003 y el 2008 negaron que en España existiese siquiera una burbuja inmobiliaria. (En el sitio indicado se encuentra un enlace que remite a un blog denominado burbuja.info en el que la misma noticia viene firmada con un pseudónimo: vagabundo).
Le sugiero una lectura atenta de lo que en el artículo se dice observando, tanto quién está como quién no está y es notorio que también formaba parte de esa cuadrilla de negadores de la realidad. Y así encontrará en la lista: ministros de gobierno, presidentes de patronales, gerentes de las mismas, propietarios de franquicias inmobiliarias, directivos de banco, políticos, expertos varios del sector, expertos de sociedades de tasación, directivos de inmobiliarias cotizadas en Bolsa, representantes de portales inmobiliarios, catedráticos, directores de inversiones inmobiliarias, directivos de consultoras inmobiliarias, etc. Medite también en las ausencias de la lista –como la del presidente Zapatero y su ministro de Economía, Solbes- (los del aterrizaje suave).
Advierta también lo que dicen y su pasmosa coincidencia a lo largo del tiempo. Se trata de un coro global.
Pues bien ¿qué cabe pensar de la negativa de todo ellos ante una realidad evidente?… Y si en lo que pueden ver, porque es presente, se confundieron totalmente ¿qué cabe pensar de su capacidad predictiva sobre el futuro?
Mas agria puede resultar la siguiente reflexión: si expertos reconocidos en el sector, se equivocaron de tal modo en su enjuiciamiento de la realidad… ¿qué puede pensarse de su capacidad para gestionar sus empresas? ¿Cómo pudieron hacerlo adecuadamente basándose en una realidad falsa? ¿Cómo las condujeron viendo tal mal la carretera? Con unos errores de percepción tan enormes… ¿qué puede decirse sino que sus sistemas de observación del entorno o eran inexistentes o eran horrorosos?… Y de los “inocentes” que actuaron teniendo en cuenta el consejo de los expertos… ¿qué?… ¿Y de los “culpables” que siguieron manteniendo como cierta una realidad falsa porque eso facilitaba sus negocios… ¿qué? Y de los “optimistas compulsivos” que nos hablaban de brotes y aún selvas verdes y frondosas cuando sólo yerbajos crecían en los eriales… ¿qué?… Pues nada, aquí, en España, nunca pasa nada.
Miguel Villarroya Martín