Madrid. Hemos leído en elEconomista.es unas muy razonables declaraciones de la comisaria de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud de la Comisión Europea, la señora Androulla Vassiliou, acerca de la relación entre el paro juvenil y su carencia de formación profesional. Sin embargo, no podemos estar de acuerdo con una de sus opiniones, como cuando afirma: “que muchos de estos jóvenes fueron «tentados» por la industria de la construcción para abandonar la escuela e incorporarse a este sector”.
No creo que haya habido ánimo de ofensa en la comisaría pero sí un fácil acceso a un recurso dialéctico muy extendido como es: «la culpa de todo esto la tienen los inmobiliarios» (en sentido amplio), en este caso en un nuevo papel de seductores de jóvenes, culpables de que estos no pudieran en su momento completar su educación y que ahora “con la caída de la ‘burbuja inmobiliaria’ se han visto en el paro y «sin las competencias mínimas requeridas para encontrar un empleo”.
Siendo cierto que los trabajadores, jóvenes o no, sin formación, que han recaído en el paro tienen hoy más dificultades para encontrar trabajo en muchos casos por su falta de preparación… también es cierto que hay ingenieros, arquitectos, aparejadores, técnicos y especialistas bien formados, etc., están igualmente en el paro. Lo que apoya la idea contraria de que no sólo los no preparados fueron atraídos por lo inmobiliario y tienen dificultades para salir del paro.
Pero sobre el primer aspecto: ¿no sería que el joven “tentado por el sector” ya había fracasado en la escuela y ante la imposibilidad de seguir en ella se metió en el primer lugar que encontró? ¿Qué puesto hay en la Construcción para un joven no preparado?… Pues el de peón y nunca se han pagado altos salarios a los peones ni yo he oído jamás que un puesto así sea una tentación en la que irremediablemente se tenga que caer.
El problema podría no estar en la tentadora seducción que el sector inmobiliario ofrecía, según la señora Vassiliou, a gente sin preparación sino posiblemente en el previo fracaso escolar de esos mismos jóvenes. Por cierto, otros jóvenes llegarían años después al mismo sector tras un proceso de estudio y preparación y muchos de ellos desgraciadamente se encuentran hoy también sin trabajo. Y en cualquier caso, ¿Cuál es el problema? Porque el problema no debería ser que el sector inmobiliario haya sido un importante yacimiento de empleo.
En el sector inmobiliario no necesitamos más reprimendas, ya han caído demasiadas sobre nuestras espaldas.
Por lo demás, el artículo contiene interesantes aseveraciones sobre la necesidad y valor de la formación con las que estamos muy de acuerdo.
Miguel Villarroya Martín