Santiago de Compostela. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, expuso, este mediodía, los Pendellos de Agolada como “un homenaje a las cosas bien hechas, a la armonía en la arquitectura y al respeto cara las edificaciones que están bien pensadas y bien planificadas”. “Los Pendellos de Agolada –dijo- trascienden mucho más allá del simple marco local. Ejemplifican lo que debe ser la gestión cultural moderna, que entiende tanto de la actividad creativa cómo de la puesta en valor del patrimonio acumulado, sea del tamaño que sea”.
Durante la visita a los pendellos, tras su rehabilitación, Feijóo calificó el proyecto como resultado de varias alianzas. “Primero, la de los hombres y mujeres que iniciaron la jornada de recuperar este espacio genuino. Después, la que forjaron con las distintas administraciones que logramos hacer posible. En este y en otros ámbitos siempre creí en la colaboración y en la unión de esfuerzos. En la colaboración entre administraciones pero sobre todo en la colaboración y en la unión del pueblo, de un pueblo decidido cómo el nuestro para seguir mejorando y seguir incrementando la autoestima del que fuimos, del que somos y del que seremos”.
Feijóo quiso agradecer, así, a todos los que se sumaron a este proyecto “para que fuera un éxito colectivo y una muestra más de un pueblo que trabaja con enormes esperanzas en el futuro, pero también es respetuoso con su pasado”. Y garantizó el compromiso de la Xunta para completar la rehabilitación de los pendellos restantes: “Ahora, toca seguir rehabilitando, pero también darle, ya, a estos edificios de antaño una utilidad contemporánea, darle un destino para volver a ser vividos y no solamente para volver a ser contemplados”.
A lo largo de su intervención, el responsable del Gobierno gallego resaltó la importancia de estas construcciones. “Los Pendellos de Agolada, con su fasquía humilde y popular, constituyen un bien singular. Son, un valor etnográfico y cultural, un valor de la arquitectura bien hecha, de los materiales bien utilizados y de la armonía en las construcciones. Levantado en el siglo XVII, este conjunto puede considerarse una suerte de retablo civil que nos habla de la vieja economía de Galicia, de las relaciones que se tejían en las ferias y de los tratos de palabra que calmaban los mercados de la época, bastante menos tormentosos por cierto que los de estos tiempos de hoy”, concluyó.