Llevaba el Banco Sabadell desde principios de año dándole vueltas al tema de constituir una socimi, y parece que esta misma semana quiere cerrar el tema de transformar su fondo de inversión inmobiliaria en una sociedad anónima cotizada de inversión inmobiliaria, que tendrá una cartera de activos residenciales, logísticos y terciarios con un volumen inicial aproximado de 700 millones de euros.
Esta misma semana, durante la celebración del salón Barcelona Meeting Point, se van a acelerar los contactos para captar a los inversores internacionales. Lo harán a través de Solvia, su filial inmobiliaria en cuyo seno se ha creado un área de Gestión Patrimonial que, a partir de ahora, se responsabilizará del diseño y la gestión de sus vehículos de inversión en activos de cara a maximizar el retorno de la inversión del partícipe a través de un asesoramiento y una gestión integral.
En un principio, hace unos meses el Sabadell barajó la posibilidad de que fuera directamente Solvia la que se convirtiera en socimi, pero el asunto resultaba demasiado complicado, porque no todos los activos valen para incorporarse a una socimi, ya que la normativa limita a activos en renta y urbanos los inmuebles que pueden entrar a formar parte de este tipo de sociedades.
Además, cualquier paso dado en esta dirección debe contar antes con el visto bueno del Banco de España que está analizando con lupa el interés de todas las entidades por beneficiarse de las bondades que prometen las socimi, ya que el organismo supervisor no está dispuesto a que se ponga en juego ni un ápice de la solvencia que tanto ha costado alcanzar. En el fondo subyace el tema de que detrás del interés de Sabadell se haya el gran objetivo de desconsolidar activos.
Por eso, resulta mucho más sencillo convertir un fondo en una socimi y permite no malvender activos que, con las nuevas fórmulas contables, están encaminados a ser valorados con importantes descuentos.
Las socimis tienen como actividad principal la adquisición, promoción y rehabilitación de activos de naturaleza urbana para su arrendamiento, bien directamente o bien a través de participaciones en el capital de otras socimis.
La gran ventaja fiscal, que hace que muchos las consideren estas sicavs del ladrillo, es que las socimis están exentas del pago del impuesto de sociedades. Además no tienen límite de endeudamiento, se pueden constituir con un solo activo y el tamaño mínimo es de apenas cinco millones de euros.