Madrid. El Grupo Sacyr será, eso, solo Sacyr a partir de ahora. Cambio en la identidad corporativa del grupo tras hacer desaparecer de la marca a Vallehermoso. Los tiempos en los que la filial inmobiliaria nadaba en la abundancia hace tiempo que quedaron atrás y, ahora, lo único que hace es lastrar la imagen de la compañía. Por eso, la junta general de accionistas ha tomado la decisión de que solo aparezca Sacyr.
Llevaban tiempo dándole vueltas a esta decisión y, al final, aprovechando el nuevo ciclo del grupo tras la salida de Luis del Rivero y la expansión internacional de la actividad, el grupo presidido por Manuel Enrique ha entendido que es lo mejor. Dejar un nombre corto y fácilmente reconocible.
Lo de Vallehermoso, como el resto de empresas del sector inmobiliario, se ha convertido para Sacyr en todo un lastre para su cuenta de resultados. Tan escasa resulta ya su facturación que entre enero y marzo del presente ejercicio solo fue capaz de apuntarse unos ingresos de 16,7 millones de euros, un 61,4% menos que en el mismo periodo de un año antes. Cantidad exigua que se justifica por las tan solo 53 viviendas entregadas.
Un ínfimo número de viviendas vendidas que impide reducir rápidamente el ‘stock’. Le quedan disponibles 1.112 unidades, mientras que su cartera de preventas –esas ventas comerciales pendientes de liquidar– tiene un recorrido cada vez más corto, de tan solo 51 millones de euros, la cantidad real de ingresos futuros a medio plazo. Y qué decir de la deuda financiera, más o menos controlada pero todavía en unos parámetros altos, cuantificada en 1.325 millones de euros, cuyos gastos se dejan sentir en el conjunto del balance del grupo.