Madrid. El Banco Santander, como el resto que no han entrado en ningún proceso de fusión con otra u otras entidades, andan tratando de obtener los fondos definitivos con los que cubrir los saneamientos impuestos por el Gobierno ante la más que probable minusvalías de los activos inmobiliarios. Parecía que a todas las entidades el dinero les sobraba para cumplir con estas coberturas, pero no ha sido así.
Así, en los algo más de cuatro meses que quedan para cumplir con los Reales Decretos-ley gubernamentales, el banco presidido por Emilio Botín ha venido a anunciar el fin de la ‘operación limpieza’ con los aproximadamente 3.200 millones de euros que se podrían obtener con la salida a bolsa, mediante oferta pública de venta (OPV), de la filial mexicana del banco tanto en el país azteca como en Estados Unidos.
En lo que respecta a la OPV mexicana, Citigroup, JPMorgan Chase, Deutsche Bank y el propio Santander serán las entidades encargadas de llevar a cabo la operación, que se producirá entre octubre y noviembre, a tiempo para cumplir con el ladrillo.
Ese capital de entre el 25% y el 30% fluctuante viene prácticamente a coincidir con la cantidad que le queda al Santander por cubrir para cumplir con los requerimientos de saneamiento inmobiliario.
En principio, le quedarían por aportar algo más de 2.600 millones tras los 6.600 ya puestos, aunque el sobrante, tras la OPV, no sería tal ya que el Santander, como el resto de entidades, barajan la posibilidad de que tras el rescate ya pedido por España –y los que puedan llegar en el futuro– pueda añadirse una tercera remesa de provisiones, la 3.0.
La carga de estas provisiones está pesando algo más de lo previsto sobre los resultados del Santander, como lo demuestra ese 51% de disminución de los beneficios durante los seis primeros meses del año.