Los 30.000 millones de euros que en 2011 recibieron las empresas europeas de renovables como generadoras de electricidad han puesto en alerta a las autoridades europeas. Motivo por el que andan dándole vueltas a ver cómo le meten mano al asunto de reducir el déficit creciente de tarifa.
De momento, nada en firme, pero ya existen informes en los que se apuesta por acabar con el actual sistema de primas para ir hacia un modelo menos protegido y más mercantilista, con subastas que tengan en cuenta un conocimiento previo de los costes de cada tecnología, con fijación de precios suelo y techo.
No se borrarían las primas de un plumazo. Se trataría de abordar su reducción gradual, limitando los plazos de subvención a un máximo de 15 años, además de eliminar la facultad que permite a los productores de renovables vender antes que otra tecnología su producción en el mercado mayorista
El documento inicial de trabajo de las autoridades europeas nace por encargo de la propia Comisión Europea, que en su pasado Consejo del mes de mayo instó al Gobierno de la UE a elaborar un conjunto de medidas para paliar el difícil momento que atraviesan todas las empresas eléctricas de cara a afrontar el reto de aumentar la competitividad de una industria básica.
Se llega a la conclusión de que el sistema no ha funcionado, lastrado por una pírrica competitividad, y, además, la rigidez del sistema eléctrico ha frenado el desarrollo de estas energías renovables. Esto, y los altos precios de generación debidos a una retribución errónea y una producción a pequeña escala, que han obligado a los Ejecutivos nacionales a abordar intervenciones permanentes en el sistema, muy costosos desde el punto de vista financiero.
Cambios regulatorios que han provocado un gran impacto en la confianza de los inversores, por lo que se hace necesaria, cree la Comisión, una mayor exposición al mercado para los productores de energía verde, convertidos ya en actores significativos del sistema. Hay que dejar de lado las permanentes medidas intervencionistas para dejar evolucionar las reglas del mercado.
La idea de fondo pasa por reducir el nivel de apoyo a la generación eléctrica ya que, sólo en 2011, se destinaron 60.000 millones de euros en ayudas, de las que 26.000 millones fueron para los combustibles fósiles y 30.000 millones para las renovables. Cantidades a las que habría que añadir los 35.000 millones que recibió la tecnología externa de la energía nuclear externalidades y otros 15.000 millones para la mejora de la eficiencia.