España lleva camino de superar los 70 millones de visitantes extranjeros en 2014. Un dato a todas luces positivo –si no fuera por el turismo, dónde estaríamos, comentan muchos con no poca razón–, pero esa avalancha de turistas no lleva aparejado un aumento significativo de ingresos. Y no lo hace porque el viajero ‘low cost’ ha empezado a llegar a mansalva, sobre todo a la costa mediterránea y también a Madrid, aunque en menor medida.
A los paquetes megabaratos con los que los ‘touroperadores’ británicos y alemanes llevan décadas trayendo ciudadanos de ambos países a Baleares –especialmente en las zonas de Can Pastilla, Magalluf o El Arenal, en la isla de Mallorca–, se han unido, en los últimos años algunas estrategias para pasar unos días en la playa a un precio lo más barato posible.
En este sentido, ahí están los casos de numerosos apartamentos en las costas valencianas, aptos para cuatro o cinco personas, y que, una vez alquilados, duplican su capacidad, abaratando los costes. No es lo mismo pagar 800 euros entre cuatro que hacerlo entre diez. Turistas, por lo demás, que duermen de día y viven de noche, destinando la mayoría del gasto a la entrada en discotecas y consumo de alcohol.
Otro caso creciente de economía sumergida es el de los pisos turísticos ilegales, que son alquilados por particulares, cuyas consecuencias detraen también ingresos fiscales. Estos días, en Barcelona se han iniciado inspecciones en busca de estos pisos para evitar el uso indebido que se está haciendo de ellos.
Uno de los puntos más claros donde se percibe este aumento de turismo barato se refleja en las estancias hoteleras, que en julio, a pesar de la llegada masiva de visitantes, retrocedió un 0,2 % tras tres meses consecutivos de subidas. De hecho, su evolución ha sido positiva desde mayo de 2013, con una sola bajada en marzo pasado por el efecto de la Semana Santa.
Las noches de hotel contratadas por los extranjeros se redujeron en julio un 1,8% según el INE. Un descenso compensado en parte por un incremento del 2,9% en las de los españoles, y que contrasta con la cifra récord de 8,3 millones de llegadas, un 5,9% más.
“¿Alguien se cree que un 20% de los turistas extranjeros que vienen a España vienen a casa de familiares y amigos? O sea, que más de 7.000.000 de extranjeros tienen hermanos o primos, o amigos que les invitan?”, decía con evidente sorna Ramón Estalella, secretario general de la patronal hotelera Cehat.
“La economía sumergida está creciendo en este sector a una velocidad de vértigo, lo cual daña a todos, empresarios, trabajadores y sociedad en general. Sólo se lucran los que viven de ella, que no nos engañemos, no es solo la señora María que ha de llegar a final de mes. ¿Cuándo entrará a saco la Agencia Tributaria, que tiene medios, y así deja de asfixiar a los de las nóminas, que si se te olvidan 4 euros de intereses bancarios ya te están mandando la cartita?”, se preguntan los empresarios hoteleros.