MADRID. Las vecinas más famosas de Lavapiés –conocidas por su nombre de guerra, las ‘abuelas del Ventorrillo’– siguen luchando por su derecho a vivir en la corrala que han compartido generación tras generación, y ahora lo hacen reclamando la expropiación del inmueble y la creación en Madrid de una fiscalía especializada en acoso inmobiliario, como la que ya existe en Barcelona.
Consuelo, María, Luisa, Adelaida, Juana, María Jesús y Ángela son los nombres de estas luchadoras que, desde hace años, plantan cara al acoso inmobiliario que sufren en sus pequeñas viviendas de renta antigua del número 7 de la calle Ventorrillo.
«Lo que buscamos es crear jurisprudencia con la expropiación de la finca, que está protegida desde tiempos de Enrique Tierno Galván, para ayudar a otros que se encuentren en la misma situación», explica a Europa Press la portavoz de las vecinas, Consuelo Martín Guallart, cuya familia reside en esta corrala del barrio más castizo de Madrid desde 1925.
El caso de las ‘abuelas del Ventorrillo’ comenzó hace algo más de dos años, cuando los herederos del antiguo propietario quisieron poner el inmueble en venta. Fue entonces cuando entró en escena la empresa Sistemas 23 y, como denuncian, arrancó el presunto acoso inmobiliario.
Estas vecinas, la gran mayoría de ellas octogenarias, tienen que enfrentarse a un claro ejemplo de chabolismo vertical con situaciones que «parecen sacadas de una película gore», explica Consuelo. Los escombros forman parte de su vida, igual que la suciedad, la inseguridad, los problemas eléctricos, con cables que aparecen mojados, o la falta de calefacción, que ha hecho que tuvieran que pasar el invierno «con el gorro en casa».
Los tribunales fueron la última opción: el Juzgado de Instrucción número 25 dictaminó el pasado enero que el Ayuntamiento de Madrid, a través de la empresa Coarsa, ejercería la acción sustitutoria para arreglar las viviendas en lugar de la propiedad, que hasta el momento no había mostrado interés alguno en rehabilitar los ocho pisos de la corrala. Los trabajos continúan y en este momento se están acometiendo las medidas de seguridad.
Las vecinas de la corrala reclaman al Ayuntamiento de Madrid el realojo temporal en viviendas públicas, a poder ser situadas en el barrio, ya que es allí donde tienen su vida. Consideran que es la mejor solución hasta que puedan volver a habitar sus casas «de toda la vida» de forma segura.
Lo que tienen claro, con Consuelo Martín Guallart a la cabeza, es que no quieren el dinero que en su momento Sistemas 23 le ofreció, sino disfrutar de unas viviendas con unas condiciones de habitabilidad propias del siglo XXI.