Esther Koplowitz, la todavía máxima accionista de FCC, nunca se creyó que las entidades financieras forzaran tanto la máquina a la hora de refinanciar sus deudas personales, pero BBVA y Bankia han dicho hasta aquí hemos llegado.
Se acabaron los tratos de favor. Debe más de 1.000 millones de euros y los tiene que pagar ya. Y hacerlo en las condiciones que han puesto los bancos, las que determinan que la empresaria se verá obligada a ceder el control mayoritario que le da el 50,1% del capital en la constructora. Si no lo hace, ya sabe a qué atenerse. Como a cualquier otro moroso se le ejecutarán las garantías en un mes.
Parecía que del consejo de administración de FCC celebrado el miércoles iba a salir la doble noticia. Primero, que Koplowitz accedía a la tesis de los bancos para refinanciar los más de 1.000 millones de euros que pesan sobre B-1998 –la sociedad a través de la controla FCC– y que, a partir de ahí, se rubricaba la ampliación de capital de 1.350 millones que la constructora necesita como el comer para atajar las grandes dudas que se ciernen sobre su viabilidad financiera. Pero ni una cosa ni la otra.
Empieza a resultar difícil de entender la postura intransigente de Esther Koplowitz, de no darse cuenta de que ya no tiene la sartén por el mango. Bueno, realmente ni sartén ni mango.
Mantiene una postura ante los bancos que no se sostiene. Quiere que le sigan aprobando nuevos alargues para no afrontar la devolución de esos más de 1.000 millones cuando las garantías –las acciones de FCC – apenas valen ya en Bolsa 850 millones de euros.
Y, además, que esa ampliación de capital sea lo menos sangrante para sus intereses, no los de la empresa. De tal manera que el importe de esa ampliación no fuera más allá de los 900 millones para no diluir su participación en FCC por debajo del 30%.
No obstante, parece cuestión de días que la capitulación final de Koplowtiz en FCC se lleve a término. El hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores por el consejo, tras tres horas de reunión, señala la intención de convocar una sesión extraordinaria con un único punto en el orden del día, aprobar la convocatoria de una junta general extraordinaria de accionistas “a la que se sometería la futura ampliación de capital de FCC, dirigida a reforzar la estructura de capital propio, reducir el endeudamiento y aumentar el resultado del Grupo”.