domingo, 8 junio 2025
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FCC, Soros y el fondo Guggenheim

El trasfondo societario de FCC se mantiene inmerso en una gran incertidumbre a falta de poco más de una semana para que venza el plazo otorgado, por parte de BBVA y Bankia, para que Esther Koplowitz logre renegociar las condiciones del préstamo de casi 1.000 millones de euros que pesan sobre B.1998 y Azate, las sociedades a través de las que todavía controla el 50,1% de FCC,  cuya presidencia puso en manos de su hija, Esther Alcocer Koplowitz, en enero de 2013.

Ahora, como hace siete meses, la quiebra de estas sociedades vuelve a estar encima de la mesa. Entonces, Bankia y BBVA accedieron, tras tres semanas de deuda vencida por impago, a conceder una nueva prórroga. La firmada el pasado 19 de diciembre, a través de un contrato de novación, el enésimo que se suscribe, tanto del préstamo de 217 millones como de las coberturas de tipos que lo avala.

Un nuevo stand still que se vio favorecido con la venta, por parte de Koplowitz, del 3,8% de FCC, por el que obtuvo 77 millones de euros. Participación mayoritariamente adquirida por Quantum, el fondo controlado por el inversor estadounidense de origen húngaro Georges Soros. Fue solo una patada hacia delante de corto alcance.

“Esperamos que no más tarde del 1 de agosto de 2014 finalice el citado proceso de refinanciación de B-1998”, se recogía en el contrato por el que Caixabank se convirtió, el pasado 31 de marzo, en accionista de esta sociedad tras una operación de dación en pago sobre un préstamo de 200 millones de euros que la familia Aguinaga no pudo afrontar. Fecha que ponía sobre la mesa la existencia de un nuevo ultimátum. Por añadidura, el 5% de B-1998 le ha supuesto a la entidad presidida por Isidro Fainé un 2,7% de FCC.

Descartada la posibilidad de que, en las actuales condiciones, Esther Koplowitz pueda, no ya devolver a Bankia y BBVA el principal de esos más de 900 millones que debe, sino pagar los más de 70 millones de euros anuales de intereses, se abre todo un abanico de posibilidades, que pasan, de manera impepinable, porque Koplowitz reduzca por debajo del 50% su participación en FCC. Por un lado o por otro.

El alcance de esta cesión, y en qué condiciones se realiza, es el asunto que está ahora sobre la mesa. Y lo va a seguir estando durante todo el mes de julio, aunque cabe la posibilidad de que, a la vista de cómo se desarrollen las negociaciones, Bankia y BBVA concedan una nueva prórroga antes de ejecutar las garantías y quedarse con las correspondientes acciones de FCC.

Pero, si no son las entidades financieras las que toman las acciones de la constructora, serán otros los que lo hagan. Esos inversores con los que Esther Koplowitz lleva negociando desde hace un par de meses. Soros es uno de ellos.

El magnate estadounidense conoce bien la situación y quiere aprovecharse de ella. Sabe de la acuciante necesidad que, tanto la familia Koplowitz como la propia FCC, tienen de recapitalizarse. Conocimiento que le permite saber que FCC está, a corto plazo, abocada a una ampliación de capital de un mínimo de 1.350 millones de euros, y que sobre la deuda de B-1998 y Azate pende un nuevo ultimátum.

Los 1.350 millones se corresponden con el Tramo B del acuerdo de refinanciación de la deuda firmado el pasado 1 de abril y por el que la constructora tiene que pagar un brutal interés de entre el 11 y el 16%. Precio que casi cuadruplica los diferenciales actuales y que la empresa, casi con toda seguridad, no podrá afrontar. Lo mismo que le sucede a Koplowitz con la deuda de su sociedad patrimonial.

Con este cuadro, Soros se desmarcaba con una oferta envenenada. La de poner 1.500 millones de euros para invertir en una ampliación de capital de FCC y otra en B-1998. Tanto la familia Koplowitz como las entidades financieras la han rechazado de plano, ya que supone valorar las acciones de la constructora con una rebaja del 40%. La subió ligeramente, pero siguió sin ser del agrado ni de bancos ni de Esther Koplowitz.

En esta tira y afloja, ha irrumpido de nuevo el fondo estadounidense Guggenheim, que quedó apartado de la negociación ante el contrato de exclusividad frmado con Soros, y que ahora estaría dispuesto a aportar fondos, no a través de la compra con quita de la deuda, sino tomando una participación de B-1998.
 

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