Madrid. Los ‘listos’ del ladrillo, aquellos que se salieron del sector antes del estallido de la burbuja inmobiliaria con los bolsillos llenos, han acabado, con el paso de los años, perdiendo buena parte de lo entonces ganado. En torno a 700 millones de euros acaba de dejarse por el camino el empresario gallego Manuel Jove tras no poder hacer frente al préstamo que le firmó el banco UBS para comprar el 5% de las acciones del BBVA
Hace cinco años, Jove, que seis meses antes había vendido su empresa Fadesa a Fernando Martín, era un hombre admirado por todos. El más listo de la cuadrilla, decían algunos, tras embolsarse 2.200 millones de euros por la venta de la inmobiliaria. Y las loas aumentaron hasta el infinito cuando, en junio de 2007, se convertía en el primer accionista del segundo mayor banco del país. Casi nada. Puso 500 millones en efectivo y otros 2.700 a crédito, los que ahora le han producido este severo desfase en su patrimonio personal.
Pues bien, un lustro después el fracaso de esta operación se ha consumado parcialmente y amenaza con hacerlo de manera total dentro de un año. De momento, y a pesar de las mil y un coberturas con derivados suscritas ante la posibilidad de que la acción del banco cayese –como así ha ocurrido. Nada menos que un 76% desde los más de 18 euros de entonces a los 4,3 de ahora– ya se ha quedado solo con el 2,99%. Algo más de 187 millones de acciones valoradas actualmente, a precio de mercado, ligeramente por encima de los 800 millones de euros.
El destino del restante 2,01% ha quedado en manos del banco UBS tras no poder hacer frente Jove a los 200 millones adicionales que la entidad suiza le exigía para refinanciar 875 millones, como parte del préstamo otorgado en 2007. Un escueto comunicado remitido por Inveravante –la sociedad inversora de Jove– al BBVA y publicado como hecho relevante en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) certificaba el agujero patrimonial que a Jove le ha supuesto su inversión en la entidad presidida por Francisco González.
El próximo año, por estas fechas, habrá que ver qué sucede con los otros 875 millones del préstamo que deben amortizarse o volver a refinanciarse, y cómo evoluciona hasta entonces el valor de la acción.
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