Madrid. La cara menos amable del desahucio ha traído un nuevo problema a las comunidades de vecinos madrileñas: la ocupación ilegal de viviendas que actualmente tienen en propiedad los bancos. Una realidad que sufren diariamente los vecinos de Villaverde Alto, uno de los distritos donde se localiza gran parte de la cartera inmobiliaria en manos de la banca como consecuencia de los embargos efectuados. Sólo en la Comunidad de Madrid se han registrado 37.767 ejecuciones hipotecarias desde 2007, según el Consejo General del Poder Judicial.
Este barrio obrero, tomado "inmobiliariamente" por los bancos, es reflejo de la crisis surgida con el pinchazo de la burbuja, pero también es foco de la permisividad de una ocupación ilegal en inmuebles desatendidos por sus propietarios, las entidades financieras, según denuncian sus vecinos.
Rafael, presidente de una comunidad de propietarios situada en la calle Juan Peñalver, lleva soportando desde hace dos años la ocupación ilegal de uno de los pisos, propiedad de un banco. “Un hecho que ha sido denunciado en reiteradas ocasiones a la entidad sin que medie una solución al conflicto”, señala. Es más, “no son sólo los continuos ruidos, las actividades molestas, los daños a los elementos comunes… lo que tenemos que aguantar, también soportamos los gastos de agua derivados del uso y disfrute de la vivienda”, subraya Rafael. “Y mientras –añade- no podemos hacer obras porque la comunidad se encuentra en números rojos”. La entidad sólo sufraga las cuotas de la comunidad como propietario que es de la vivienda ocupada, pero ni tan siquiera el coste de la luz, “que está enganchada”.
Casualmente este piso con “bicho”, de 59 metros cuadrados, está en venta en la página web de la gestora de inmuebles de la entidad financiera, con un precio de 74.490 euros, un 67% de descuento sobre la cifra de venta inicial. “Sin embargo, los nuevos okupas (ya son dos las familias que han pasado por él) han quitado el cartel de “Se Vende” que colgaba de la fachada”, comenta Rafael.
La historia de "okupación" de esta vivienda viene de años atrás. “La entidad hizo un lanzamiento paralelo de otro piso en la calle Parvillas Bajas, cuyos ocupantes, avisados, realizaron un intercambio de vivienda con los primeros okupas de la calle Juan Peñalver, que en ese mismo momento también eran desalojados”, relata Ismael Tabernero, de Solufincas, administración que se encarga de la gestión de las dos fincas. La casualidad de administrar ambos inmuebles evitó una larga ocupación. Y es que “el moroso es el primero que sabe que le van a echar, sin dar un margen de reacción a la comunidad, y tampoco la entidad advierte de la fecha a la comunidad con el fin de poder colaborar en medidas preventivas, como pudiera ser el cambio de la cerradura del portal, por ejemplo”, manifiesta el profesional.
En la actualidad el inmueble de Parvillas Bajas está tapiado, “una obra costeada por la comunidad para evitar otra `okupación´”, dice Tabernero. “Pese a las advertencias al propietario (el banco), el riesgo de usurpación era tan fácil como dar una patada a la puerta y tirarla abajo”, lamenta.
Pero la ocupación ilegal de los inmuebles de la banca no es el único motivo que trae en jaque a las comunidades de vecinos de Villaverde.
En la Avenida Espínela se encuentra otra vivienda en la que también el propietario es un banco. Ángel, vecino del edificio, relata con estupor las consecuencias del último desalojo vivido: “La insalubridad e inseguridad se han convertido en señas de esta comunidad”. ¿La razón? Muy simple. “El piso, que quedó desierto en subasta judicial, está abierto para todo el mundo que lo quiera visitar”, cuenta con ironía. “La entidad se ha desentendido de esta propiedad y su puerta está abierta de par en par con los problemas de inseguridad que ello supone”. Con ello, “también el banco está desoyendo la obligación que por ley tiene todo propietario de mantener en buen estado de conservación su propio piso para no perjudicar a la comunidad o a los otros propietarios”, afirma el administrador Ismael Tabernero.
Un recorrido por las calles de Villaverde Alto podría llevarnos a pensar que hay pocos pisos en venta o alquiler ante la ausencia de carteles por la zona. Sin embargo, quitar los anuncios es una solución más que han adoptado los vecinos “para evitar que los okupas se metan en la vivienda”, concluye Ángel.