Madrid. BBVA y Caja Madrid encabezan la lista de acreedores de los 1.360 millones de euros que adeuda Noriega, el grupo inmobiliario de la familia Sánchez-Ramade que acaba de entrar en concurso de acreedores por no poder hacer frente a los pagos. No obstante, la situación de ambas entidades resulta dispar. Aunque BBVA es el principal acreedor del grupo, con 265 millones de euros, se trata de una cantidad ya diluida en las cuentas y apenas representa el 3,75% del beneficio antes de impuestos.
Nada que ver con la exposición a la quiebra en las cuentas de Caja Madrid, ya que los 176 millones que le deben las empresas del grupo Noriega alcanzan casi el 60% del beneficio antes de impuestos de la entidad presidida por Rodrigo Rato.
Desde la caja quitan hierro al asunto, al comentar un portavoz que esa deuda ya estaba controlada, y su riesgo evidente de retorno había sido cubierto con una provisión del 15% y que el resto quedaría minorado por el valor de los activos con que se respaldaron las garantías hipotecarias.
En situación similar a Caja Madrid se hallaría Banesto, filial del Grupo Santander al que se le deben 168 millones de euros, que representan el 37% de los beneficios obtenidos entre enero y septiembre del presente año. La lista la prosigue el Sabadell, con 115 millones, seguida de Unicaja y CajaSur, con más de 130 millones.
La entrada en concurso no implica provisionar el 100% de estas deudas, ya que buena parte de estos créditos cuenta con garantía real, circunstancia que minora el crédito impagado a la hora de su provisión. Además, de forma preventiva, las entidades han ido provisionando parte de esta deuda al considerar estos créditos como subestándar o morosos, aportando un 15% en el primer caso y un 25% en el segundo.
El concurso deja sin cobrar, entre otros, a cerca de un millar de pequeños empresarios y autónomos andaluces, a los que se debe unos 68 millones de euros, y a otras empresas, como una radicada en Madrid con la que la deuda contraída es de 2,4 millones. A pesar de que hace un mes la empresa y los pequeños acreedores llegaron a un acuerdo para admitir una quita del 40%, aceptada por el 92% de los impagados, finalmente la banca no aceptó las condiciones.