El sector inmobiliario español está ante un punto de inflexión: la combinación entre transición energética, digitalización y flujo de fondos europeos abre oportunidades que no veíamos desde hace años. Pero ese camino puede perder fuerza si el sector no aborda un problema estructural: la carencia de profesionales con competencias adaptadas a estos nuevos entornos.
Una brecha estructural que debilitó los cimientos
Según la Guía del Mercado Laboral 2025 de Hays España, el 94% de las empresas del ámbito inmobiliario y de la construcción admite tener dificultades para encontrar perfiles adecuados, frente al 80 % que reportaba esa escasez en 2024.
Ese dato no es fortuito: se está convirtiendo en un cuello de botella que amenaza la competitividad del sector frente a otros para la atracción de talento. Porque hoy el sector Real Estate va mucho más allá de la mera compraventa de activos: hablamos de gestión integral de activos (Facilities & Asset Management), rehabilitación energética y normativa ESG, logística e industrialización, proyectos de Data Centers VS Edificación Tradicional, entornos urbanísticos digitales, etc. En todos esos frentes se necesita algo más: se requiere conocimiento técnico ultraespecífico, capacidad analítica estratégica y competencias digitales.
Pero esas competencias no están a la que se celebra. Universidades y escuelas técnicas a menudo no han adaptado sus planes de estudio y enseñanza de contenido con rapidez a temas clave como eficiencia energética, industrialización, economía circular o digitalización aplicada al inmueble. Al mismo tiempo, las plantillas envejecen, el relevo generacional es tímido y la propuesta de valor para jóvenes talentos resulta poco atractiva frente a otros sectores — tecnológico, energías renovables o “startups” — que proyectan más innovación, mayor flexibilidad y discurso aspiracional.
Perfiles bajo tensión y riesgos para la rentabilidad
Los roles más afectados por esta escasez son los más estratégicos: Asset Managers, Property Managers, Project Managers especializados en Rehabilitación, Responsables de ESG. Son cargos que requieren manejar entornos complejos, integrar criterios de sostenibilidad y coordinar múltiples áreas (finanzas, ingeniería, normativas, contratos).
Esa escasez ya está causando efectos: retrasos en proyectos, sobrecostes inesperados, aumentos de rotación de personal inesperada, y en algunos casos, empresas que anulan las licitaciones que se habían presentado por no tener equipo capaz de cumplir plazos pactados. En un momento en que los fondos europeos imponen plazos estrictos y la regulación en eficiencia energética no espera, carecer de esos perfiles es perder músculo competitivo justo cuando más se necesitan.
Atraer y fidelizar talento: el gran desafío
En el caso de los profesionales, uno de los desencantos recurrentes es que sienten que han alcanzado un techo: falta de formación continua, escasos proyectos retadores, poca movilidad vertical. En el caso de los más jóvenes, el sector inmobiliario y construcción muchas veces no despierta tanta pasión: se percibe como “venta de casas” en vez de un ecosistema lleno de innovación, impacto y propósito.
Como dato, un 64% de profesionales del sector no ha recibido subida salarial durante el último año (dato que se suele citar en encuestas de clima laboral), y solo un 16 % de las empresas aplica transparencia retributiva. Esa opacidad informativa alimenta la fuga de talento, lamentablemente.
Por eso, para cambiar el rumbo es imprescindible que el sector construya una propuesta positiva marketiniana: planes de carrera creíbles, formación continua verdaderamente útil, proyectos con propósito ambiental, flexibilidad, cultura de innovación, y procesos de selección y onboarding que conecten con la mentalidad de las nuevas generaciones (más ágiles, exigentes de feedback y propósito).
Sostenibilidad y digitalización: la nueva normalidad
En muchas empresas inmobiliarias, la sostenibilidad sigue siendo una aspiración más que una estrategia principal: apenas un 13 % lo marca como prioridad estratégica, incluso cuando el sector es uno de los más intensivos en consumo energético y emisiones.
La digitalización avanza como requisito: herramientas metodología BIM, sistemas de monitorización energética, analítica avanzada de datos, IA para predicción de mantenimiento o procesos automatizados de reporting, están redefiniendo qué espera el mercado del profesional inmobiliario moderno.
No basta con que un candidato “sepa de ladrillos o de vender casas”: debe dominar métricas, estándares ESG, dashboards de datos, integraciones tecnológicas, eficiencia operativa, y ser capaz de traducir las complejidades técnicas en valor tangible a los inversores. La demanda existe y con fuerza, el empleo crece, pero las competencias críticas (ESG, digitalización, eficiencia energética) no se están incorporando con la rapidez necesaria.
Previsión sectorial: contratación estable, pero con perfil exigente
Desde Hays anticipamos que la contratación en el segundo semestre de 2025 se mantendrá en niveles estables, con reactivación en áreas clave: gestión de activos, rehabilitación energética, parques logísticos, Data Centers, infraestructura habilitada y servicios urbanos.
A tener en cuenta, las empresas ya no buscan candidatos que aprenden sobre la marcha. Quieren profesionales capaces de generar impacto desde el primer día, con una base técnica sólida, visión de negocio, competencias digitales y flexibilidad para adaptarse al cambio.
Un pronóstico es que el perfil inmobiliario del futuro sea híbrido: no puro ingeniero ni puro economista/comercial, sino profesional con mezcla de conocimiento técnico, habilidades de liderazgo, pensamiento estratégico, comunicación y capacidad de gestionar equipos multidisciplinares.
Para las empresas, el gran reto es diseñar una propuesta de valor lo bastante atractiva para captar, retener y desarrollar talento. Porque hoy el principal motor de crecimiento del sector inmobiliario no es el suelo ni la edificación ni el proyecto, sino las personas que lo ejecutan.