En una reciente intervención en Madrid, organizada por Citi Private Bank, el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha expresado su preocupación acerca de la evolución del mercado inmobiliario en Europa, poniendo especial énfasis en el segmento comercial. Esta preocupación se manifiesta en un contexto de correcciones observadas en el mercado, donde se destacan más caídas en las transacciones que ajustes de precios. Guindos sugiere que aún podría haber un ajuste de precio pendiente en este segmento.
En contraste con esta situación, Guindos ha destacado la capacidad de la economía de la eurozona para experimentar un «aterrizaje suave». A pesar de no experimentar un crecimiento económico espectacular, la región ha logrado evitar una recesión profunda. La inflación está en proceso de reducción y el mercado laboral muestra resistencia. Estos indicadores sugieren un panorama económico más estable de lo esperado hace un año, aunque Guindos advierte sobre la necesidad de estar preparados para situaciones más complejas.
Para 2024, las proyecciones del BCE indican una recuperación, aunque el crecimiento económico de la zona euro será inferior al 1%. Además, el BCE está observando de cerca la evolución salarial, que ha crecido por encima del 5% en la eurozona, con una leve desaceleración en los últimos trimestres.
En el panorama inmobiliario español, las previsiones apuntan hacia una desaceleración en 2024. Se espera una caída aproximada del 10% en el número de compraventas de viviendas, comparado con el récord de 649.494 operaciones registradas en 2022. Este descenso se atribuye a diversos factores, como el incremento en los tipos de interés que encarece el crédito hipotecario, la incertidumbre económica global y las consecuencias de la guerra en Ucrania, que han elevado los precios de la energía y otras materias primas, afectando el poder adquisitivo de las familias.
En cuanto a los precios de las viviendas en España, se prevé un aumento nominal del 3% en 2024, pero ajustado a la inflación, esto representa una disminución real de aproximadamente -0.6%. Esta tendencia a la baja se debe a un incremento en la oferta de viviendas, resultado del auge en la construcción y de la venta de propiedades por parte de las entidades financieras, junto con una disminución en la demanda debido a la escalada de los tipos de interés y la inestabilidad económica.
Pese a estas proyecciones de desaceleración, no se anticipa una caída abrupta en el mercado inmobiliario español. Se espera que los precios se mantengan estables o incluso experimenten una ligera reducción, pero la demanda continuará siendo alta, manteniendo así la actividad del mercado. No obstante, es crucial considerar que estas previsiones podrían verse alteradas por eventos inesperados, como una recesión económica global o crisis políticas en España.
Este panorama refleja un periodo de ajuste tanto en el mercado inmobiliario español como en el europeo, en el que se destacan desafíos como la corrección de precios, el impacto de los tipos de interés y la incertidumbre geopolítica. En este contexto, la capacidad de adaptación y la preparación para escenarios económicos complejos serán clave para el desempeño futuro de estos mercados.