martes, 28 octubre 2025
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Riada de quiebras de accionistas y gestores de los hoteles Silken

De momento, los hoteles de la cadena Silken siguen funcionando con aparente total normalidad, a pesar de que la imparable ristra de concursos de acreedores de accionistas y empresas gestoras que están detrás de los establecimientos. O sea, que paga las nóminas de sus empleados y hace frente a sus obligaciones fiscales, pero no a las deudas financieras.

A la anunciada quiebra, el pasado mes de febrero, del Grupo Urvasco, propietario del 55% de la cadena, con una deuda de 300 millones de euros, le han seguido otras cuatro sociedades ligadas al grupo vitoriano que, en conjunto, gestionan siete establecimientos en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valladolid y León. Representan prácticamente el 25% de los 32 establecimientos de la cadena Silken, que suman 4.669 habitaciones. Todos en España, excepto uno en Bélgica.

Silken venía acarreando problemas financieros desde 2009 e intentó renegociar la deuda con sus acreedores, pero uno de ellos, Carey Value, no estaba por la labor y solicitó la declaración conjunta de concurso necesario tanto del Grupo Urvasco como del Grupo Hotelero Urvasco.

En el auto del concurso, el juez de lo Mercantil número 1 de Vitoria explicaba que el Grupo Urvasco es una entidad que participa en el capital de distintas sociedades dedicadas a los negocios inmobiliario y hotelero, mientras que el Grupo Hotelero Urvasco encabeza la rama del negocio hotelero y está participada en un 93 % por la primera. Por ello, entendía el juez, que ambos forman parte del mismo grupo y que, por tanto, la declaración del concurso de acreedores debía ser conjunta.

No era la primera vez que Carey Value ponía a Urvasco contra las cuerdas. En abril de 2013 el Tribunal Superior de Justicia de Londres estableció que el grupo alavés debía a Carey casi 70 millones de euros, tras el intento fallido de Urvasco de construir un hotel en Londres, que fracasó al no conseguir financiación.

En el auto, el juez hace hincapié en el hecho de que, en el caso de Carey, se trata de una deuda de casi 70 millones, y que Urvasco carece de bienes para hacerla frente. Y, además, apostilla el magistrado que distintos bancos habían certificado los impagos, como EBN Banco de Negocios, Popular, BBVA o Caixabank, a los que debía más de 32 millones de euros.

Entre esos acreedores también se encuentra el fondo estadounidense Blackstone que, aprovechando la oportunidad que se presenta, ha lanzado una oferta para comprar un tercio de los establecimientos de la cadena.

No obstante, la operación resulta bastante complicada, ya que debería cumplir una serie de condiciones y, sobre todo, contar con el visto bueno de Carey Value. Entre esas condiciones, que los inversores asuman la subrogación de las deudas, previa negociación con los bancos acreedores, o bien que ofrezcan el pago de una cantidad para liberar las garantías que soporta el pasivo.

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