Existe la sensación en Valencia de que los nuevos responsables municipales y autonómicos han convertido el plan del Cabanyal en una especie de banderín de enganche al que aferrarse para visualizar, cuanto antes, los cambios que, en materia de urbanismo, de cara a marcar distancias respecto a los anteriores gobernantes, en especial la anterior alcaldesa Rita Barberá
De esta manera, y tras una primera toma de contacto al más alto nivel entre responsables de ambas administraciones pocos días después de tomar posesión de sus respectivos cargos, el Ayuntamiento se ha apresurado a solicitar a la Generalitat Valenciana la derogación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PREPI) de El Cabanyal-Canyamelar.
Así lo ha acordado el Pleno, con el respaldo de los tres grupos políticos que conforman el Equipo de Gobierno (Compromís, PSPV, y Valencia en Comú), y la abstención de los concejales del Grupo Popular, impulsor del citado plan urbanístico que contemplaba, entre otras acciones, la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar.
Este acuerdo, implica que el Gobierno Local desiste del procedimiento de adaptación del PREPI a la orden del Ministerio de Cultura que lo paralizó en 2009 por considerar que suponía expolio, y así lo ha acordado también el Pleno, que además ha instado a la Generalitat a que apruebe unas normas urbanísticas transitorias que, por ejemplo, establecerán una limitación de tres alturas para los edificios en este barrio.
Maribel Domenech, de la platafroma «Salvem El Cabanyal», ha calificado de histórico el acuerdo municipal que pone fin a un mal sueño y cierra una gran herida y un periodo de lucha vecinal de resistencia firme.
El concejal del Grupo Municipal Popular Alfonso Novo ha argumentado que la anulación del PREPI es precipitada y abre un periodo incierto. Además, ha añadido, existen informes técnicos municipales que justifican el documento de adaptación a la orden ministerial, y la nueva normativa volverá a suspender las licencias y el desarrollo del barrio en el que el Partido Popular ha invertido más de 515 millones de euros.
El alcalde de Valencia, Joan Ribó, ha celebrado la decisión y ha felicitado a todos los ciudadanos y ciudadanas que han trabajado para impedir que la ciudad pierda uno de sus mejores atractivos. «Cerramos una etapa de degradación del barrio, que se ha quedado en unas condiciones muy difíciles, y comenzamos a normalizar la vida cotidiana y económica de la zona, respetando sus valores patrimoniales», ha afirmado.
«La avenida de Blasco Ibáñez acaba en la estación del tren y está bien que éste sea su final. El Cabanyal es un símbolo del modelo de ciudad que queremos, que potenciará nuestro patrimonio urbanístico y cultural, y avanzará enraizada en su historia, con personalidad, sin compararse con otras ciudades», ha concluido el alcalde.