Madrid. El impulso de las denominadas ‘zonas turísticas maduras’ en Baleares se sustancia a partir de ahora en que en torno a una veintena de hoteles situados en la bahía de Palma de Mallorca podrán elevar hasta ocho metros más su actual altura (una o dos plantas), siempre que ese incremento de edificabilidad lleve consigo la rehabilitación integral del establecimiento que permita aumentar su categoría.
Como no podía ser de otra manera, la medida –que los hoteleros locales venían demandando al Ejecutivo balear desde hace tiempo–, ha sido acogida con alborozo en el sector, ya que las obras necesarias posibilitará aumentar los ingresos de los hoteles y, antes, reactivar el sector de la construcción gracias a los 3.000 empleos que van a ser necesarios para ampliar los, de momento, veinte establecimientos que ya están en disposición de empezar las obras el próximo invierno, una vez acabada la temporada alta de este ejercicio.
De momento, la declaración de ‘zona madura’ se restringe a los hoteles ubicados en la playa de Palma, pero se espera que otros municipios del archipiélago sigan los pasos.
Las cadenas Grupotel, Riu, Barceló, HM Hotels, MAC e Iberostar son las que comenzarán las obras de manera inmediata una vez acabada la temporada estival. El resto esperará a la temporada baja 2014-2015, ya que para aumentar las alturas necesitan un proyecto de estructura que requiere tiempo para poder elaborarlo debido a su dificultad. Se calcula que en cada hotel se realizará una inversión que oscilará entre los 2,5 y 3 millones de euros, por lo que la inversión global superará los 50 millones de euros en estas obras de recrecimiento en altura.
Para el grupo ecologista local del GOB, la medida incide en la iniciativa de regular el sector a la carta, y persiste en la estrategia de favorecer la inversión privada en la reconversión de los hoteles, con lo que se pierde la perspectiva de modelo urbanístico vinculado a la actividad turística que, determinados instrumentos de ordenación del territorio ya derogados, como son los POOT (derogado por la nueva Ley del Turismo), o en algunos casos, los propios planeamientos municipales de municipios litorales, habían intentado establecer.
Como alternativa a este espaldarazo exclusivo al sector hotelero, los ecologistas creen que se debería haber impulsado desde hace tiempo y de manera estratégica un plan de modernización y mejora gradual en el tiempo.
El aumento de altura de los hoteles supone desterrar definitivamente la reforma de la playa de Palma, tras una década de planes, anteproyectos y polémicas de todo tipo.