Madrid. A ver, para esos que de vez en cuando hablan por hablar, cuando hacen referencia a la necesidad de que se otorgue crédito para reactivar la economía. Pues bien, ni hay crédito ni lo va a haber. No hace falta que nos remitamos a los datos mensuales que nos llegan desde el Banco de España.
Hasta el propio presidente de la CEOE, Juan Rosell, lo acaba de reconocer en una entrevista televisiva. “La falta de crédito es terrible, tremenda, pero probablemente yo tampoco lo daría ya que el índice de morosidad en España en estos momentos es del 11%”.
Y es que lo primero es lo primero, y lo primero para las entidades financieras es poder cobrar las deudas. Y para cobrar lo que nos debe el Estado, dicen los bancos, por compra de deuda pública vieja, lo único que podemos hacer es seguir comprando deuda pública nueva. Y punto.
Y en esas estamos. Una espiral diabólica de la que no podemos salir. El Estado necesita financiarse permanentemente, a tipos muy altos, y las entidades, sabedoras de esto, compran la deuda para cobrar los intereses anteriores. Mientras tanto, a la economía productiva no llega un euro.
Y los números vienen a certificar esta estrategia de los bancos, que en un año han duplicado la tenencia de deuda pública española. De no haberlo hecho, el Estado español estaría en quiebra.
Según los datos recopilados por el Banco de España y difundidos hoy por el Tesoro Público, las entidades de crédito nacionales tienen deuda pública por valor de 205.366 millones de euros, 8.633 millones más que en diciembre y por encima del anterior máximo, situado en los 203.584 millones registrados en noviembre.
Los bancos acaparan el 33% de la deuda en circulación, prácticamente el doble que a finales de 2011, cuando ese porcentaje se limitaba al 17%.
Al término del pasado mes de enero el volumen de deuda del Estado en circulación alcanzaba los 623.033 millones de euros, un récord absoluto que, además, multiplica por 2,2 veces la cifra existente a finales de 2007, que se limitaba a 279.445 millones de euros