Madrid. Con la licitación de obra pública desplomada un 47,3% en enero y con visados solicitados para construir poco más de 44.000 viviendas en los próximos meses, todavía se atreven algunos desde el Gobierno a proclamar a los cuatro vientos que lo peor de la crisis ya ha pasado y que nos encaminamos hacia el final del túnel.
“Lo peor de la crisis ya ha pasado”. Frase repetitiva dicha una y otra vez desde hace tres años, primero por los responsables del anterior Gobierno, con su propio presidente a la cabeza, José Luis Rodríguez Zapatero, y desde hace más de un año por los dirigentes del nuevo Ejecutivo encabezado por Mariano Rajoy.
Frase recurrente donde las haya. Ayer le tocó echar mano de ella al secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre. “Los peores momentos de la crisis se han dejado atrás”, decía. Y lo hacía el mismo día que el INE certificaba que la economía española había retrocedido finalmente un 1,42% en 2012 y vaticinaba, como desde todos los ámbitos se descuenta –desde todos, menos desde el Gobierno que plantea solo un retroceso de medio punto–, que esa disminución será prácticamente la misma que tendremos en 2013.
En un día, además, en el que hemos conocidos que la licitación de obra pública cayó en enero otro 47% y que en 2012 solo se solicitaron visados para construir 44.162 viviendas a medio plazo. O sea, que los caladeros tradicionales de empleo masivo van a seguir estando secos en los próximos meses, por lo que el vaticinio del secretario de Estado habría que ponerlo, como los anteriores dichos en el mismo sentido, en cuarentena.
Veamos el tema de los visados para construir nuevas viviendas. El cierre del pasado ejercicio venía a ratificar lo que, a lo largo de cada trimestre, se venía percibiendo. Que la realidad es la que es y los datos vuelven a poner en evidencia que el mercado residencial de obra nueva en España, lejos de finalizar su ajuste como algunos insensatos piensan, ahonda todavía más en él.
Que seguimos varados en una contracción brutal de la actividad residencial, tanta que ya acumula un 95% desde 2006, el año previo al desencadenamiento de la crisis. Evidentemente, ya estamos años luz de aquellos 865.561 viviendas incluidas en los visados solicitados aquel año, pero también muy lejos de esas 300.000 que, desde diversos ámbitos, entre ellos la asociación de promotores presidida por José Manuel Galindo, se empeñan sin ton ni son en cuantificar como necesarias cada vez que tienen ocasión.
Y ahora que tanto se habla de rehabilitación con el nuevo plan del Gobierno, a la vista de los datos buena falta hará pegarle un empujón a este segmento, porque la actividad también aquí brilla por su ausencial. Solo se demandaron en 2012 visados para reformar 23.007 viviendas, casi un 20% menos que un año antes.